jueves, diciembre 19, 2024

Por Edgar Hernández*

El gobernador Cuitláhuac García anda a la caza de distractores para que la ciudadanía olvide la embarcada financiera con la que  compromete a Veracruz los siguientes 40 años.

De cero deuda cuando Acosta Lagunes, Gutiérrez Barrios y Patricio  Chirinos, la administración actual transita al 2024 cargando un compromiso financiero impagable al menos por esta generación de veracruzanos.

Hoy apela al olvido sin considerar que más temprano que tarde tendrá que rendir cuentas.

Por eso se la pasa bailando y haciendo el ridículo en los eventos políticos, desparramando una importada algarabía en las marchas en favor de un rencoroso López Obrador, almorzando tacos de tripa gorda en los mercados de la ciudad en compañía del tramposo Secretario de Finanzas José Luis Lima Franco y agrediendo a quien le cae gordo o no coincide con sus barbaridades.

Parte de los distractores los constituyen además, la criminalización de los periodistas, escenificar pleitos públicos con sus contlapaches Monreal, Gutiérritos y la impresentable diputada Eusebia –Cheva Cortés- lideresa del bajo mundo del transporte, todos morenistas, todos con el sello de la casa.

Es una confrontación entre cómplices en disputa por el botín, algo así como una pelea de ratas contra ratas.

Todo con un fin, distraer.

Que olvidemos la quiebra financiera de Veracruz que rebasa los 74 mil millones de pesos, más lo que se acumule los próximos días, ya que como cada año se acudirá a nuevos empréstitos multimillonarios para cubrir  aguinaldos.

¿Aquí la pregunta obligada es dónde están los 132 mil millones de pesos de presupuesto que anualmente se entregan al gobierno del estado y qué se va a hacer con los casi 140 mil millones autorizados para el ejercicio 2023?

Algo apesta en Dinamarca esquina con el Palacio de Gobierno del Cui.

El mismo responsable de Finanzas ya reconoció ante el Poder Legislativo  que la deuda actual del estado es de 74 mil 159 millones de pesos (aplausos)

Ya no fueron los 45 mil millones que argumentaba al arranque del gobierno 2018.

Es decir, de 45 mil millones de pronto se dispara la cifra auto corrigiéndose al afirmar en su reciente comparecencia ante el Poder Legislativo, que recibió una deuda de 87 mil 207 millones de pesos que ya “bajamos a 74 mil 159 millones de pesos”.

“Para dar la cifra exacta de los números solo se requiere saber sumar y restar”, agrega con tal simpleza que hace honor a su origen chairo en donde muy a modo confunden la gimnasia con la magnesia, cuando la numeralia se vuelve en un factor conveniencia como sucedió, por poner un ejemplo, con la “Marcha de Ardor” que habla de 1.2 millones de seguidores, pero si la organiza la ciudadanía fueron 12 mil.

O cuando se reclama al Peje que van 130 mil muertos en su administración y solo responde “Tengo otros datos”.

“Somos el único gobierno honesto que no hace mal uso de los recursos que reduce la deuda que dejaron los malos gobiernos de Miguel Alemán, Fidel Herrera, Javier Duarte y Miguel Angle Yunes”, dice el atarantado titular de Finanzas y Planeación -¿Por cierto, en qué quedó lo del acoso sexual en sus oficinas?-.

Precisando:

A Lima nunca le informaron que Alemán dejó, en efecto, deuda pero por 3 mil 200 millones; que Fidel sumó 10 mil millones; Duarte por 43 mil millones y Yunes Linares por 2 mil millones.

¿Y el Cui?

Es que se trata de sumar a todos para hacer el comparativo, es decir, sin considerar que entre 43 mil millones y los 74 mil millones de pesos que se arrastran hay casi 30 mil millones de pesos que son compromisos directos de deuda de Cuitláhuac.

¿Qué son números simples?

Sí, pero de deuda y, como advierte el diputado Pepe Yunes, son prestamos cortos de dos mil a cinco mil millones que año con año van sumando deuda “para pagar nómina no desarrollo”.

“En donde hay que poner atención es en los créditos quirografarios           -créditos a corto plazo- que se incrementan cada fin de cierre de ejercicio fiscal”, lo cual sugiere que hay un desequilibrio de cierre de los ingresos y los gastos lo cual da lugar a problemas de liquidez.

Y remata:

“Yo no he notado una acción con recursos estatales que pueda significar una ampliación en la infraestructura carretera, en la infraestructura hidráulica o en los activos de bienes del dominio público, en beneficio de los veracruzanos. No lo hay, Entonces, en dónde y para qué se utiliza ese recurso cuando constitucionalmente tiene como mandato el endeudamiento más que tener como destino la inversión pública productiva que no se ve”, aseveró.

Más claro ni el chapopote.

Cuitláhuac se lava las manos en el apestoso tejamanil de Lima.

Y pronto, ya pronto, si no le atina a la sucesión del 2024, será llamado a cuentas y que de paso explique los trastupijes de su primo Eleazar Guerrero, Subsecretario de Finanzas, en los paraísos fiscales.

Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

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