Aire fresco sopla en el ambiente nacional después de la Marcha dominical en apoyo al INE que sacó a la calle un sentimiento adormilado susceptible de crecer si es debidamente impulsado y organizado. Según se observa, en política el movimiento es dinámico y parece obedecer a la Tercera Ley de Newton: “toda acción genera una reacción igual y contraria”, así parece ser el caso de la referida Marcha que “demostró músculo”, según lo acepta el diputado integrante del bloque morenista, Gerardo Noroña, quien la califica de “marcha exitosa”, y enfatiza: “mostró músculo, presentó a la oposición articulada y que, por lo tanto, es un mensaje político que nuestro movimiento debe leer con toda claridad y tranquilidad”, por lo cual propone adoptar las acciones correspondientes para enfrentar una realidad política emergente, no divisada durante los cuatro años de preeminencia hegemónica frente a una oposición efectivamente “moralmente derrotada”. Es sensata la propuesta de Noroña, pues invita a poner los pies sobre el suelo que, ahora lo vemos, no está totalmente disparejo como era la percepción previa al domingo de la Marcha, y porque en el transcurso del tiempo y los acontecimientos podría operarse una relación de suma cero, o sea como ya antes ha sucedido: mientras más cerca está de su ocaso, el poder presidencial sufre un sensible menoscabo, y en sentido contrario pudiera darse el resurgimiento de una oposición reorganizada. En ese hipotético universo interactúan actores políticos como las “corcholatas”, Monreal incluido, por supuesto, el gobierno y los factores reales de poder, cuyas respectivas acciones circunstancias incidirán con diferente impacto en el contexto sociopolítico. Un elemento de inequívoca importancia (permítame especular) que comenzará a figurar con mayor presencia es el de la política exterior, por ser en la lógica presidencial “la mejor política interior”, traducida en las acciones del gobierno estadounidense a través de presiones económicas y los “servicios de información” equivalentes a filtraciones relevantemente indiscretas. Por otro lado, está por verse la ruta que en lo sucesivo adoptará Movimiento Ciudadano sobre si se incorpora a la actual triple alianza o insiste en su proyecto de generar la imagen de candidato impoluto a Donaldo Colosio para candidatearlo a la presidencia, cuando ya no hay tiempo para tal empresa al pretender influir en una población en cuya memoria el recuerdo del trauma de 1994 ya no está vigente, pues ciertamente aquella tragedia forma parte de la cosmogonía creada por el priismo en provecho partidista para el manejo de la sensibilidad colectiva a su favor, es un pasado, ya pasado. Pero como esto es el mundo del persecula secolorum, ahora el presidente informa que marchará el próximo día 27 desde el Ángel de la Independencia al Zócalo, en interesante y retadora respuesta a la Marcha del domingo pasado que comprueba una vez más el axioma de la Tercera Ley de Newton: “a una acción sobreviene una reacción”.