Sin importar que en materia de salud pública caminamos al filo de la navaja, o más expresamente al borde del abismo, al parecer, los mexicanos ponemos más acento en la inmediatez de los acontecimientos que en el riesgo latente de volver a sufrir una nueva ola de contagios a causa del Covid en sus muy variadas versiones; acaso pronto hemos olvidado o queremos olvidar aquellas patéticas escenas donde familiares de enfermos de Covid hacían largas filas para obtener una carga de oxígeno, o un turno en los hospitales para conocer el estado de salud de familiares y amigos allí internados; cuesta trabajo repetir mentalmente las escenas de filas de carrozas con cadáveres en largo turno para ser cremados. En lontananza, recordamos aquel febrero de 2020, cuando nos llegaban noticias y escenas del elevado número de contagios y decesos en China, primero, extendido después a Italia, Francia y España, las observábamos como un fenómeno de acontecer muy lejano, poco probable que llegara a nuestras vidas, era como una gripe nos decían las autoridades, pero llegó con tal contundencia que cimbró la estabilidad de nuestra convivencia, y para colmo, una pésima estrategia implementada por las autoridades del ramo de la Salud convirtió a México en uno de los países del mundo con mayor número de defunciones a causa del mal pandémico. El calificado como “Zar” anticovid, el mal afamado López Gatell, para paliar nuestra preocupación nos saturó de “curvas aplanadas” y de “cifras catastróficas”; siempre caminó en sentido contrario al uso del cubrebocas como escudo protector contra el contagio, y prácticamente no acertó en ninguna de las olas que nos azotaron. López Gatell todavía persiste en su “estrategia” de no alarmar a la población pues, salvo lo que diga en la mañanera de este día, no ha alertado sobre el inminente riesgo de un nuevo oleaje de contagios que ya preocupa a gobiernos de Europa y de los EEUU. De allí esta narrativa de corte inoportuno en época navideña, en la cual buscamos paz y tranquilidad con adornos de alegría colectiva, pero el Covid no es asunto menor pues ha cobrado cientos de miles de vidas en nuestro país y millones en todo el orbe. No es “agriar” la fiesta, solo el conato de un atento aviso. ¡Cuidado!