viernes, abril 19, 2024

Monreal, la piedra; Ebrard, la roca en el zapato

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Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard son dueños de trayectorias políticas diferentes, si bien en su despegue tuvieron en común su militancia priista, perredista después y ahora en MoReNa, se forjaron en ámbitos separados. Monreal fue diputado federal priista por Zacatecas, después Gobernador y varias veces diputado y senador perredista, su actual encargo lo tiene por MoReNa. La trayectoria de Marcelo Ebrard reside medularmente en destacados cargos en la administración pública iniciados con el padrinazgo de Manuel Camacho Solís en lo que era la Jefatura del Departamento Central a la que accedió por el PRD ya en carácter de Jefe del Gobierno de la CDMX, y ahora por MoReNa se desempeña como Canciller. La fuerza de las circunstancias coloca a ambos personajes en la coyuntura de confrontarse entre sí o hacer sinergia para consolidar la instauración del nuevo proyecto de nación iniciado, “haya sido como haya sido, por el actual presidente de México e imprimirle el sello acorde a sus respectivos tiempos y circunstancias, que sin lugar a dudas en la forma guardan cierta coincidencia con la del actual presidente, pero quizás con escasa semejanza en el fondo. La dinámica de los acontecimientos impide cualquier diagnóstico con tintes de certeza acerca del futuro inmediato, sin embargo, en lo inmediato ya es posible advertir las dificultades que se emparejan al proyecto de sucesión originalmente diseñado por el líder moral de MoReNa, transparentadas en la actitud de retadora inconformidad de Monreal y la beligerancia mostrada por Ebrard en el arranque formal de su “campaña” por la candidatura de MoReNa a la presidencia de México. Porque ahora el presidente está ocupado en sacar cuanto antes a Monreal del partido oficial, aunque el senador zacatecano, a su vez, sigue en congruencia con su estrategia de resistir hasta cuando mejor le convenga, insinuó que se iba en diciembre, pero hasta ahora no da señales de cumplir con ese plazo. Por su parte, con su propuesta de piso parejo en las consultas, Ebrard pudiera obligar a modificar el diseño original de estas, una vez lo cual el dedo destapador perdería control de la brújula para señalar a voluntad al candidato de MoReNa. En Coahuila el procedimiento de las encuestas tipo MoReNa nuevamente ha sido puesto en duda por quien no resultó favorecido con la candidatura del partido oficial al gobierno estatal y el bálsamo para calmarlo solo pide que acate la decisión. En ese espejo no quiere verse Ebrard, de allí su propuesta. El epilogo del momento recomienda esperar a subsiguientes episodios de esta enigmática trama, muy semejante por cierto a cuando la expectante opinión pública aguardaba el momento del “destape presidencial” priista. Se parecen igualitos, dicen en el llano, pero el son de la sabana canta: cualquier semejanza no tiene nada de parecido.   

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