viernes, abril 19, 2024

Rocío Nahle ¿la ilusión perdida?

Lo último

Por la expresión del presidente en la mañanera de ayer al hacer alusión a las aspiraciones de la Secretaría de Energía y Minas a gobernar Veracruz, la apariencia inmediata puede inducir a la percepción de que la senadora con licencia no será la candidata de MoReNa para esa encomienda. “En política, lo que parece, es” dice una frase muy socorrida en el argot político del país, se oye bien, pero en verdad es difícil explicar su significado, si acaso lo tiene, porque las apariencias pueden engañar, sin duda. Respecto a las pretensiones de Rocío Nahle desde antaño se ha dicho que su futuro está acentuadamente vinculado a cuanto ocurra con la refinería de Dos Bocas, tal como ahora lo confirma el presidente López Obrador al referir que ella está concentrada en esa encomienda. La pregunta del mandatario dirigida al gobernador sobre si ella ha venido a Veracruz podría expresar un subliminal mensaje de interrumpir el apoyo del aparato oficial puesto a su favor en cada una de sus visitas. Por ese gesto, se advierte que no la tiene fácil la senadora (que asistió a la reunión de ayer sábado), porque la enorme asimetría entre el costo originalmente anunciado para esa refinería y lo que lleva invertido es realmente de dimensiones estratosféricas, de igual manera el tiempo de construcción, tres años, que podrían convertirse en cuatro o más, porque fue un asunto muy anunciado por parte de las compañías constructoras de ese tipo de instalaciones: al costo anunciado (8 mil millones de dólares) y el tiempo para concluirla (tres años) simplemente lo consideraron imposible, y no le entraron. ¿Qué realmente sucedió? ¿No midió bien los tiempos la senadora, o se aventó como el borras a esa misión imposible? Como haya sido, mientras la decisión de la referida candidatura se constriñe a la voluntad de una persona cualquiera puede ser la conclusión, incluso lo que ahora parece ser una condición de desventaja en la pretensión de Rocío Nahle, en unos meses pudiera volcarse a su favor. Este caso guarda semejanza con el del licenciado Rafael Hernández Ochoa, a quien en 1973 el gobernador Rafael Murillo Vidal incluyó en su lista de precandidatos a diputados federales por Veracruz, puesta en consulta con el Secretario de Gobernación, Mario Moya Palencia, cuando tocó el turno al Distrito Electoral de Misantla y vio el nombre de RHO expresó: “este no”, al momento de sugerir al gobernador buscara otro precandidato. Pero aquel eventual veto dio un giro y finalmente Hernández Ochoa fue repuesto en aquella lista para ser diputado; cuentan testigos que cuando el viraje de opinión, en Los Pinos se oyó decir: “está bien, pero que se olvide de Veracruz”. Esa anécdota ya forma parte de la historiografía del caso, pero la verdad histórica registra que Rafael Hernández Ochoa fue diputado federal en la Legislatura 1973-1976 y de allí gobernador de Veracruz en el periodo 1974-1980. Por lo pronto habrá ciertos signos de preocupación en Veracruz, porque si la refinería no refina durante este periodo de escarceos futuristas, entonces la baraja tendrá una carta menos ¿Cuántas quedarán vigentes? No, por supuesto aquellas del montón que tiran alto para obtener fuero legislativo, sino en quienes presentan realmente el perfil para competir electoralmente y darle a MoReNa un posible triunfo en una de las entidades que mayor número de sufragios aporta en elecciones federales, solo después del Estado de México, CDMX y Jalisco. Mejor dicho, “en política no siempre lo que parece es”.

Relacionados

Columnistas