viernes, abril 19, 2024

«Alito», como Caballo de Troya en el PRI

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Resulta sorprendente escuchar la vehemencia del lirismo retórico del presidente nacional priista, Alejandro Moreno, cuando endereza tremenda filípica contra “esquiroles y traidores” durante la celebración a puerta cerrada del Consejo Político de ese partido. Pero fue trama sintomática porque a continuación el dirigente de algo conocido como Movimiento Territorial se desgarró las vestiduras planteando la expulsión del senador Osorio Chong de las filas de ese partido que está a punto de ingresar al área de terapia intensiva del contexto político nacional en caso de seguir las recetas del mejor conocido como “Alito”. No van bien los tiempos sucesorios en la Alianza Va por México, un conjunto tripartita en el cual dos de sus componentes no parecen estar en condiciones de enfrentar con éxito las actuales circunstancias, porque el PRD, más que aportar votos se guarece en esa Alianza para no perder el registro, y ahora el PRI se retuerce en inoportunas divisiones, con un dirigente de poco crédito, ocupado más en mantenerse protegido de las consecuencias de sus tropelías al amparo de una dirigencia en la que pocos confían. ¿Qué grado de confianza alcanzarían los acuerdos suscritos por esas directivas partidistas para, en caso de formar gobierno, comprometerse en una efectiva campaña contra la corrupción con los antecedentes de “Alito”? ¿Cuántos desprevenidos ciudadanos creerán en la garantía de su cumplimiento? Pero, es obvio, el único procedimiento a seguir por estos partidos para adquirir cierta competitividad electoral es la unificación de sus esfuerzos, de otra manera solo participarán como comparsas en un proceso electoral de tintes históricos porque incluye el continuismo o la continuación del Proyecto implementado por la CuartaT, o su descarrilamiento para realizar un cambio de vías. Hay quienes festinan la nota acerca de que en las redes ha descendido la aceptación del presidente López Obrador, por ese argumento deducen la posibilidad de una oposición fortalecida que le frustre sus propósitos. Sin embargo, a la Alianza Va por México, además de sus evidentes tropiezos para consolidarse como competitiva, le hace falta el ingrediente principal: la participación ciudadana, condición sine qua non para aspirar al triunfo. Y según van los acontecimientos, también le hará falta tiempo, porque mientras MoReNa ya fija fechas para sus consultas y candidaturas presentando un abanico nutrido de pretendientes, por el lado de sus opositores aún no aciertan a consolidarse y presentarse como opción para la lucha electoral, y de posibles candidatos ni sus luces. Esta pudiera ser una visión con diseño pesimista, pero solo traduce una realidad incontrastable. Pudiera ser errónea, ojalá lo sea.  

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