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Transfuguismo político, pero no somos iguales

En la década finisecular (última del siglo XX) en nuestro país surgió un fenómeno político conocido entonces como “transfuguismo”, que consistía en el traslado de un militante priista hacia otras siglas partidistas, particularmente con dirección al PRD y en menor numero al PAN; se trataba de actores políticos priistas, insatisfechos porque su partido no les concedía la postulación a un  cargo de elección popular, y sintiéndose con convocatoria ciudadana emigraron otras siglas donde encontraron...
domingo, mayo 11, 2025
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El ansiado milagro…

Hay un segmento importante de la población mexicana que espera que la fundación de la dictadura y el secuestro del poder público asociados al proyecto mesiánico llamado "Cuarta Transformación" sean revertidos desde el exterior, específicamente por Gobierno de los Estados Unidos. Ante el desinterés, desconocimiento e incluso conformidad de la mayoría de la gente, frente al eficaz desmantelamiento del sistema republicano y la cooptación de quienes hubiesen enfrentado los abusos y las acciones retrógradas (milicia, élite económica, consorcios de comunicación), dado el descrédito, la pudrición y sumisión de las supuestas...

«Alito», el gran «perdedor»

Lo último

El sugerente encabezado en realidad pudiera no corresponder o describir el calificativo de perdedor atribuible al dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, aunque ciertamente durante su periodo al frente del PRI este partido ha perdido en todos los procesos electorales para renovar gubernaturas estatales. A la dirigencia de “Alito” le corresponderá cargar con el triunfo o la derrota en Coahuila y el estado de México en junio próximo. Pero es obvio que las derrotas priistas no son de la exclusiva responsabilidad de su dirigencia sino producto de la acumulación de factores de diversa índole: la pésima gobernanza de Peña Nieto, la corrupción imperante en administraciones gubernamentales de ese partido, el enojo social, etc., figuran entre las causas motoras de la defenestración priista. Ciertamente, el ejercicio del poder desgasta, y el largo periodo de su permanencia en el poder político ha señalado al PRI como la causa eficiente de todos los males en el país. Ni “Alito” cualquiera otro de su desgastada nomenclatura pudieron haber detenido o evitado la ola de derrotas tras la debacle de 2018. Además, con un presidente de la república de partido opositor dispuesto a cobrar facturas los gobernadores en funciones y a punto de salir, estos fueron presa fácil de las presiones, “cooperas o cuello” era la virtual opción, y no hubo de otra sino doblar las manos para evitar la persecución y la cárcel; más aún si la defección incluía premios adobados con el premio de un dorado exilio. Todavía más en ese escenario de largas colas, los cuadros de élite del PRI permanecen en la sombra, quietecitos, calladitos cual garrobos ante el peligro de ser indiciados por cualquier señalamiento legalmente punitivo. En esas circunstancias se mueve la dirigencia priista encabezada por Alejandro Moreno, acompañado él mismo por sus antecedentes nada ejemplares. Tal es el actual contexto del Partido Revolucionario Institucional cuando pugna por conservar las dos gubernaturas que aún le quedan, de las cuales es posible que conserve Coahuila, aunque la significativamente importante es la mexiquense. Allí enfrenta a todo el poderío de MoReNa simbolizado en el interés presidencial, y está en el aire saber si el gobernador Del Mazo se atreve a retar y contravenir el “cooperas, o cuello”.

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