Cuando en el año 2000 el PRI perdió la presidencia de la república ya tenía cicatrices de las primeras derrotas en gubernaturas estatales, y qué decir de perder capitales estatales que no por ser menos dolorosas debieron haber servido para rectificar métodos en la selección de candidaturas y efectuar reformas estatutarias acordes a los cambiantes tiempos. Solo para poner un ejemplo: después del cambio del modelo económico en la década de los años ochenta, este partido no varió sustancialmente sus procedimientos. Recuérdese que la Corriente Crítica encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y Muñoz Ledo exigía la consulta a la base para designar al candidato presidencial, obviamente no se hizo y vino la ruptura. Pero perder Baja California Norte (1989) y después San Luis potosí, Guanajuato, Michoacán, Sonora, la CDMX y Zacatecas solo representaba la legitimización del sistema democrático, pues el PRI seguía gobernando la mayor parte de las entidades federativas lo cual le propiciaba un gran dominio territorial. Fue en la derrota del año 2000 cuando, a causa de la crisis que sufría el PRI, el 18 de Julio transitoriamente se nombró a nuevos miembros del Consejo Político Nacional, y su secretario Técnico, Jesús Murillo Karam, desalentado, expresaba: “Antes ocupar un puesto en el CEN del PRI era un honor, una distinción, un privilegio. Hoy y después de la derrota, ocupar un cargo aunque sea transitoriamente, y sobre todo el de Secretario Técnico del Consejo Político Nacional, no es un premio, sino trabajo molesto (…) por los ataques y descalificaciones que todos los días surgen de los distintos frentes que se han abierto al interior y fuera del tricolor. Tenemos que ir a contracorriente, pulsar las críticas internas y externas, evaluar adecuadamente nuestras verdaderas circunstancias y después de sopesar ambas circunstancias encontrar una solución que en verdad sirva para la construcción del nuevo partido”; por su lado, el expresidente priista Gustavo Carvajal, desde la banca, clamaba: ¡Queremos fuera a los ladrones, a los corruptos y a los traidores!”. El expresidente López Portillo fue claridoso: “La alternancia del poder no significa alteraciones sociales ni revanchismos. Espero que el nuevo inquilino de Los Pinos, no sea un moderno Santa Ana. Fox no puede destruir al país y México no se puede vender a pedazos. El PRI no está acabado. Terminó una etapa de partido mayoritario en el poder… Va a ser muy difícil volver a levantarse. ¡Claro! Requerirá de una fuerte voluntad, determinación y solidaridad… No puedo estar contento. Lamento profundamente que en la política nacional hayamos llegado a estos extremos… Me lo explico como hazaña del propio partido que tuvo la honestidad de establecer un régimen jurídico y que permitió a la oposición reaccionaria llegar al poder”. Y desde Tabasco, el gobernador Roberto Madrazo en 17 cuartillas de un documento denominado “La Alternativa Priísta, Reforma Democrática Integral o el Gatopardismo Fulminante”, decía: “Que la maña no atropelle a la inteligencia y a la sensibilidad. Seamos por fin capaces de asumir con humildad la elección de la sociedad a la que queremos representar y servir (Proponía la construcción de un nuevo Pacto Político) “que permita incluir la transición y asegurar la normalidad democrática. (…) Se tiene la posibilidad de reconstruir al partido desde la oposición y regresar, sin ataduras democráticas a la vanguardia del cambio nacional… Miles de ciudadanos se hartaron de la simulación, la cerrazón de espacios reales de participación y la defensa ciega de políticas y decisiones impopulares… miles de priístas se han cansado de llevar a cuestas las carreras políticas de arribistas y simuladores…se debe reconocer y apremiar la democracia interna y legítima aspiración de los militantes priístas.” Acerca del Consejo Político Nacional decía: “De qué nos sirve si es nombrado desde la cúpula…El PRI no puede seguir siendo patrimonio de un grupo. Esa concepción nos costó muy cara. Sería aberrante obstinarse en preservar los viejos moldes”… No le tengamos miedo a la democracia o la marea de la nueva realidad nos pasará encima. Resistirse al cambio es suicida.”* Muchos adelantaron que era por su empeño en dirigir al PRI, y el dirigente Cetemista Rodríguez Alcaine heredero de Fidel Velázquez lo calificó de “chapucería”. Pues bien, Roberto Madrazo, quien en 2000 recomendaba ““Que la maña no atropelle a la inteligencia y a la sensibilidad…”, se convirtió en 2002 en presidente del PRI y desde allí operó para agandallarse la candidatura a la presidencia de la república en 2006 atropellando las aspiraciones de Arturo Montiel quien había conformado un fuerte grupo de simpatizantes a lo largo del país, Madrazo fue candidato pese a que al interior del PRI se había formado el TUCOM (Todos Unidos Contra Madrazo), con ese lastre y la fuerza del PAN-gobierno el PRI sufrió otra dolorosa derrota al quedar en tercer lugar en la votación, pues si en el año 2000 Francisco Labastida había logrado poco más de 13 millones de votos, Madrazo ahora solo alcanzó 9 millones 301,441 sufragios. La Alianza que hicieron el PRI y el PVEM logró el 22.26% en la elección presidencial, lejos del 35.89% del PAN y del 35.33% de la Coalición Por el Bien de Todos con AMLO de candidato. Tras esa experiencia Madrazo dijo: “Yo creo que el PRI, sobre todo después de la experiencia electoral de 2006, terminó un largo ciclo. Este PRI no encaja ya en nuestra sociedad. Tiene que proceder a una transformación profunda, muy profunda, porque no está dialogando con la sociedad. El partido y la sociedad están hablando de cosas distintas, hablan lenguajes diferentes. Tendría que volver a colocarse en sintonía con la sociedad…” ¿Aprendieron en el PRI? Parece que no.