Nuestra entidad ha sido una de las más visitadas por el presidente de la república, es notable su interés por Veracruz; sin embargo, si nos atenemos a los resultados de esas visitas no se encuentran en nuestro territorio los rastros de beneficios que en paralelo debían acompañarlas. Es constatable el impulso de su gobierno a las obras del Ferrocarril Transistmico, cuyos avances ha venido a atestiguar varias veces, y no se duda traerán en el futuro inversiones millonarias a la región del Istmo de Tehuantepec, también la inversión multimillonaria para modernizar la refinería de Minatitlán con el fin de obtener mayor producción de gasolina, ojalá así sea. A parte de esas obras no se advierten otras de igual calado que permitan sacar a Veracruz del atraso agropecuario e industrial que padece; es imprescindible comentarlo porque nuestra infraestructura carretera figura entre las peores del país, una incoherencia que no se corresponde con la importancia de esta entidad en el concierto federal.
Ahora, si la visita no conlleva obra pública, tendríamos que explorar otras motivaciones. Antaño, las visitas de un presidente a la provincia implicaban, o el anuncio de alguna gran obra o la inauguración de infraestructura de importancia. Obviamente, también venían a festejos que tradicionalmente obligaban su presencia, y políticamente se aprovechaba para apapachar al gobernador en turno. Cuán diferente han sido las visitas del actual presidente, y por la frecuencia con que lo hace pudiéramos inferir que encierra un interés político electoral, así lo demostró en 2018 durante su campaña de proselitismo cuando Veracruz fue una de las entidades más visitadas y con gran aportación de votos a su favor. Es muy explicable, porque en orden de población en edad de votar es el cuarto padrón electoral, detrás del estado de México, CDMX y Jalisco. Por otro lado, también permite suponer su preocupación sobre cómo andan los escarceos futuristas en su partido en esta entidad, pues si efectivamente la presunta favorita está haciendo agua en Dos Bocas, esa contingencia lo obliga a buscar opciones y estas son Ricardo Ahued y Sergio Gutiérrez, sin demerito de las aspiraciones de Manuel Huerta, su operador en 2018.
AMLO ha sido protagonista directo en candidaturas a cargo de elección popular, y como dirigente de partido participó en “N” número de campañas, sin duda es un experimentado operador electoral, por esa condición debe tener una buena semblanza electoral sobre Veracruz, por lo menos recordar cuántos votos obtuvo MoReNa en 2018 cuando por su arrastre popular logró que los votos para Cuitláhuac García se triplicaran respecto a los obtenidos en 2016. En 2024 AMLO no estará en las boletas electorales, sabe lo que implica el desgaste en el ejercicio del poder, de allí sus iterativas visitas a Veracruz.