viernes, abril 19, 2024

Triptico del terror, el drama de nuestros días

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Un día después del asesinato de su hijo, Alexis Sánchez García, muere su madre Amalia García víctima de un infarto al miocardio durante el velatorio de hijo y nieto, un drama existencial de trágicas dimensiones. Desconocemos el móvil del atentado contra Alexis Sánchez, quizás quede en permanente incógnita y engrose el expediente de asuntos sin resolver para abultar aún más las cifras de la impunidad imperante en nuestros lares. Este patético suceso refleja la tragedia de nuestros tiempos, cruel espejo de la violencia adueñada ya de nuestras calles en el campo y las ciudades; las fuerzas del crimen en todo su esplendor retando abiertamente a las autoridades cuya capacidad de respuesta no parece estar a la altura de las circunstancias. Sin embargo, algo debe intentarse porque esa grave situación ha permeado hacia el seno de la sociedad la percepción de una comunidad humana en pleno desamparo. Ojalá esa apreciación sea errónea, aunque lamentablemente para disiparla ya no bastan las palabras y se hace imperativo escuchar la elocuencia de los hechos.

2- El jueves de la semana pasada se develó la placa en memoria de los desaparecidos, emblematizada en un monumento ubicado en la confluencia de la avenida Orizaba con avenida Xalapa, una obra materializada gracias a la intervención y apoyo del ayuntamiento xalapeño encabezado sucesivamente por Américo Zúñiga, Hipólito Rodríguez y Ricardo Ahued, y a las aportaciones pecuniarias de la contadora Leonor de la Miyar, y los arquitectos Diego López y Pedro Medina. Por supuesto, lo mejor hubiera sido jamás tener que  erigirla porque representa una gran  desdicha, amén de los fracasos más sonados del Estado Mexicano y por su dramático significado refleja el enorme dolor humano de madres y padres, hermanos, familiares y amigos de los seres perdidos, “desaparecidos” en el enorme océano de la violencia que invade a nuestro país. No es fenómeno nuevo, ni desgracia de ocasión, hace algunos años el padre Solalinde lo denunció como catastrófico evento social mexicano al afirmar que el territorio veracruzano era rico en fosas clandestinas. Si hubiera algo peor que esa tragedia humana sería acostumbrarnos a la fatal convivencia con dicha patología social, y adoptarla como parte inevitable del mundo contemporáneo. Trágico acontecer, pesadilla humana que nos revela el lúgubre significado de una frase apocalíptica: “solo quien carga el bulto sabe lo que este pesa”.

3- En 1916, el presidente Woodrow Wilson ordenó al general John Pershing organizar una expedición punitiva en territorio mexicano para detener a Francisco Villa en castigo por su mortífera incursión en Columbus; durante casi un año de búsqueda Villa se escabulló y aquella expedición fracasó rotundamente; era sin embargo la expresión “justiciera” en mengua de la soberanía nacional de un país vecino. Ese espíritu prevalece en el seno de aquella sociedad y se ratifica ahora que en los Estados Unidos suenan los tambores que traslucen el prurito intervencionista de aquel país, colocando a México en el blanco de sus objetivos para supuestamente solucionar sus propios males. Para agravar la situación, en Matamoros, Tamaulipas, el viernes pasado secuestraron a cuatro ciudadanos de aquel país, un desafortunado episodio que arroja más leña a la hoguera e intensifica la propuesta intervencionista dizque para combatir al crimen organizado en nuestro país. Es también una dura embestida contra el gobierno mexicano porque consideran que no está actuando en correlativas acciones adecuadas a las circunstancias prevalecientes en nuestro país. No pinta bien el escenario para el gobierno de México, ocupado prioritariamente en sentar las bases que hagan posible la instauración de un nuevo proyecto de nación; solo que esta ola intervencionista podría distorsionar e incluso interferir en el proceso sucesorio abrazando la causa de uno de los precandidatos. Es especulativa esa inferencia, pero en todo caso es muy posible que la reacción de los vecinos del norte se convierta en lápida sobre la estrategia de seguridad implementada por el gobierno mexicano y tenga que decir adiós al “abrazo, no balazos”.

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