jueves, noviembre 21, 2024

Dos proyectos político-electorales; un destino: la presidencia de México

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Con el anuncio de Va por México dando a conocer su metodología para escoger su candidato a la presidencia de la república, la ciudadanía mexicana podrá observar el desempeño de quienes personifican la pugna por el poder en México, con el ingrediente principal protagonizado por un titular del Poder Ejecutivo haciendo campaña a favor de una de las partes, una formula no desconocida en nuestro país, aunque ahora ha perdido el disfraz si nos atenemos al criterio de que el presidente lo es de todos los mexicanos. Explicación o justificación aparte, la realidad es explícitamente elocuente en cada “mañanera”, por cierto, en un espacio propiedad de la nación y un evento auspiciado con el uso de fondos públicos. ¡Cuán equivocados estábamos cuando presumíamos haber trascendido del nivel de una democracia representativa al rango de régimen con democracia participativa, porque ya contamos con la Revocación de Mandato! Pero la realidad nos devuelve como espejo retrovisor al estadio de una democracia aún en ciernes e inacabada, expuesta al veleidoso devenir de quienes gobiernan.

Escrito esto del deber ser, volvamos a la realidad del ser, por cuanto a que en los pugnaces bandos de este palenque se suceden acontecimientos muy propios de una lucha sin cuartel, obviamente más visibles en uno de ellos porque ya dio inicio, mientras el otro acaba de dar señales de vida. Partamos de la base de que esta es una lucha política, luego entonces se valen piquetes de ojos, mordidas, pellizcos y hasta escupitajos, todos prestos a dar realce a los tropezones del adversario de adentro y de afuera, y por eso vale la interrogante sobre cuál de los dos diseños está mejor aspectado ¿el dispuesto desde un centro de poder, estrictamente controlado con puntual seguimiento del discurso y acciones, con precandidatos dispuestos a no apartarse del guion, procurando quedar bien con quien saben que los observa y tiene la última palabra, o el recientemente dado a conocer y apenas al aire ya surgieron desavenencias y sospechas sobre las marrullerías de las dirigencias partidistas? En uno se dispuso que solo participan seis pretendientes, en el otro, sujeto a reglas la participación es abierta. En el de Morena, de los seis enlistados solo tres hacen campaña en serio, otro más, Noroña, pasea por plazas y banquetas solo para hacer presencia, y dos más, Monreal y Manuel Velazco han adoptado la actitud de simulación, de participación testimonial con clara conciencia de que el “gordo” no es para ellos y que figuran solo para obtener reintegros. ¡Ah! Y nadie “se baja” porque al igual que quien se enoja, pierde. No es el caso de la parte opositora, cuyo diseño aparenta ser de registro abierto y “se baja” quien no cuenta con recursos ni estructura, lo cual por cierto da muestras de ser poco parejo. Además, con ese diseño “abierto” quedan expuestos a que se le magnifiquen “las bajas” para aumentar la percepción de debilidad y desorganización. Así es cualquier escenario donde se verifica una pugna política, y este proceso es inédito en nuestro costumbrismo político- electoral porque, además, está en juego el derrotero inmediato de México. Ojalá la ciudadanía mexicana tome conciencia de este hecho y se preste a participar activamente a favor o en contra de lo que considere será por el bien de México, porque así es la democracia, gana el que obtiene la mayoría, no siempre el mejor.

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