Sin tacto
Los mexicanos somos hombres de maíz. Nuestro cuerpo está hecho de masa, de tortillas, de gordas y tamales, de huaraches y tlacoyos. Todo nuestro organismo termina siendo gramíneo…
Nuestra alma es el maíz, la semilla de vida, ésa que nos regaló la Dueña del lugar, la Dueña de la montaña que vivía allá en una cueva, en donde tenía los granos sagrados y de donde los hombres los sacaron gracias a un hoyo que les hizo su amigo el rayo, después de que el pájaro carpintero no había podido abrir un hueco suficiente.
Dicen las crónicas que cuando se abrió la cueva, “los hombres tendieron la mano para recibir el grano sagrado y se lo llevaron a sus casas y lo plantaron y tuvieron una muy buena cosecha.
“Un día apareció una mujer en la milpa y dijo: ‘Yo soy la Dueña del maíz, yo soy el grano que entierran, espero que aprecien esto, espero que no me olviden y me celebren muchas costumbres’.”
Pero el maíz ya no es negocio en México y no da para que puedan vivir los que lo producen. El precio de la semilla cayó estrepitosamente en el mundo, y los agricultores mexicanos lo tienen que vender a 5 mil pesos la tonelada, lo que no les alcanza ni para cubrir los gastos de la siembra, de la cosecha, del transporte a los centros de comercialización.
Los principales sembradores están en el Estado de Sinaloa, que es en el país el mayor productor de maíz y de narcos, según se sabe. Ellos elevaron sus demandas al Gobierno de la 4T para que pusiera un precio de garantía de 7 mil pesos la tonelada, con lo que alcanzan a cubrir sus costos y tener alguna módica ganancia con la que sobrevivir.
Sin embargo, el Presidente no los escuchó.
Y por su parte el Gobernador de su estado, Rubén Rocha Moya, se los trajo a la vuelta y vuelta, les echó algunas mentiras para que liberaran el Aeropuerto de Culiacán -que habían tomado en protesta ante el silencio gubernamental-, y luego les pidió que mejor tomaran las instalaciones de tres grandes comercializadores de maíz -Gruma, Minsa y Cargill-, a las que acusó por el precio bajo de este año.
Y ya del apoyo de Segalmex ni hablamos.
El problema sigue latente y lo más seguro es que crezca, porque los productores de maíz organizados de Sinaloa y estados vecinos, que son pequeños propietarios y cultivan una cuarta parte del maíz de toda la nación, van a seguir su lucha, que es por la supervivencia de su actividad y la de sus familias.
El Gobierno está a tiempo de entrar a apoyar a los hombres del maíz y destrabar este problema que tiene el producto que, ya lo he dicho, es el alma de México y los mexicanos (“Tu superficie es el maíz”, La Suave Patria).
Pero están muy ocupados con las campañas de sus corcholatas.