uando creíamos que Hugo López-Gatell no podía sorprendernos más de lo que lo hizo en la pandemia del Covid, ahora, el subsecretario de Salud nos vuelve a sorprender con acciones y decisiones que lo muestran como una especie de «Zar de la Salud» de la 4T, con las que ofende y desprecia a las instituciones de educación más importantes de este país como la UNAM, el IPN, la Anuies y otras 19, al expulsarlas del Consejo de Salubridad General que, por mandato constitucional, debe ser un órgano plural y diverso para velar por la salud de los mexicanos.
Pero no conforme con eso, López-Gatell volvió a mostrar su vena autoritaria al ordenar por decreto oficial la desaparición de 30 de las Normas Oficiales Mexicanas para la calidad de la salud de los mexicanos, con lo que generó todo un debate sobre si se puede tomar una decisión de esa magnitud, que impacta la salud de millones de mexicanos, sin consultar a la comunidad médica, científica y ni siquiera a las Comisiones de Salud del Congreso de la Unión, que han cuestionado y alertado de los graves efectos en la salud pública y el derecho constitucional a la Salud, que significa la desaparición de la mayoría de esas NOM.
Y ya para colmo, el funcionario de Salud que desde una subsecretaría se ha convertido en la autoridad, por encima de su jefe el secretario Jorge Alcocer, ayer se dio el lujo de dejar plantados a los diputados de la Comisión de Salud, que lo habían invitado a encabezar una Mesa de Trabajo con todos los directivos de las instituciones de Salud Pública. Ayer el diputado Reyes Carmona, presidente de dicha comisión, trató de justificar la ausencia de los funcionarios de Salud que ni siquiera contestaron a la invitación del Poder Legislativo, señalando que uno de ellos, el único que respondió a la invitación diciendo que no podía asistir «porque fue citado por el Presidente», se disculpó. Pero los demás integrantes de la Comisión Legislativa se rebelaron para decir que si no habían tenido la decencia de contestar a una invitación oficial, mucho menos asistirían al foro que se les había invitado, por lo que votaron por cancelar oficialmente la reunión.
El doctor Hugo López-Gatell actúa como un autócrata de la Salud que toma decisiones sin consultar a los expertos o a la comunidad científica, y con razonamientos más políticos que con fines de cuidar la salud de la población, que se siente tan soberbio e impune -por la protección que tiene del presidente López Obrador- que ha demostrado con sus hechos que no le importa la salud de los mexicanos ni la calidad de los servicios que brinda el sector Salud y que pueden más su ambiciones políticas y sus convicciones ideológicas que su apego a la ciencia y a la ética pública.
Además de la condena casi general que le ha hecho la comunidad médica, científica y académica por su cuestionada actuación pública como autoridad de Salud, López-Gatell acumula varias denuncias civiles y penales que lo acusan por haber incumplido su responsabilidad de cuidar la salud de la población y evitar el mayor número de muertes posibles de mexicanos por la pandemia del Covid. Por el contrario, violentando todas las responsabilidades médicas, administrativas y políticas como subsecretario de Salud, el doctor López-Gatell tomó decisiones y realizó declaraciones públicas que comprometieron su autoridad médica y lo hicieron aparecer primero como un propagandista de la Salud y un fanático ideológico del Presidente, y después como un político con ambiciones de cargos de elección, descalificando totalmente su actuación como funcionario público.
Pero con todo y todo, tras haberlo rescatado del linchamiento público, médico y científico, el doctor López-Gatell sigue en su cargo por decisión del Presidente que lo blindó hasta el final de su sexenio y, por razones entre ideológicas y afectivas, le ha dejado hacer lo que se le antoja en el sector Salud, de donde primero expulsó a la subsecretaria Assa Cristina Laurel, que había sido la asesora de temas de salud con el tabasqueño de toda la vida, para luego apoderarse y empoderarse con la mayoría de los órganos del sector, dominar al septuagenario Secretario y comenzar a dictar sus decretos y decisiones autoritarias y sin consensos. Todo con el conocimiento y la complacencia de López Obrador.
La gran pregunta conforme avanza el sexenio hacia su último año es si se puede hacer todo lo que ha hecho Hugo López-Gatell sin asumir ninguna consecuencia, sin admitir ninguna responsabilidad y sobre todo sin rendir cuentas por decisiones que le costaron la vida a cientos de miles de mexicanos que fueron víctimas de la pandemia, pero también víctimas de la austeridad y el austericidio que se aplicó al sector público de la salud y que terminará con un sistema ineficiente de compra, transporte y distribución de medicamentos para las instituciones de Salud, que provocó crisis en varios hospitales e institutos de salud que se quedaron sin medicamentos, como el de oncología infantil, el de instituciones siquiátricas, las personas que viven con VIH, entre muchos otros padecimientos crónicos que resintieron la carencia y desabasto de medicamentos.
¿Será que se puede hacer todo eso y acumular la carga histórica de una cifra de muertos sólo superada por el millón de mexicanos que murieron durante la Revolución Mexicana, además de la nada honrosa disminución de cuatro años en la esperanza de vida de los mexicanos, que cayó de 75 a 71 años durante esta administración y salir totalmente ileso o impune? Eso lo veremos dentro de un año y medio, siempre y cuando al subsecretario Hugo López-Gatell no le vayan a dar una diputación plurinominal, para así blindarlo y seguirlo protegiendo más allá del siguiente sexenio, como lo ha hecho hasta ahora el presidente López Obrador… Los dados mandan una nueva Escalera Doble. La semana sigue buena.