La controversia en torno a la muerte del empresario Iñigo Arenas Saiz en el bar Black Royce en Naucalpan continúa escalando, con protestas por parte de empleados y una fuerte declaración por parte de la representante legal del establecimiento. Mientras los trabajadores se manifiestan exigiendo justicia y proclamando su inocencia, la abogada del Black Royce insiste en que la muerte fue un lamentable accidente.
Cerca de un centenar de empleados de diferentes bares de la cadena Black Royce, incluyendo el lugar donde ocurrió el incidente, se congregaron en las puertas de los juzgados de control y juicio oral de Barrientos. Los manifestantes portaban letreros con consignas como «No somos goteras» y «No a la fabricación de delitos», en un claro intento de mostrar su solidaridad y resistencia frente a las detenciones que han tenido lugar en relación con este caso.
En el ojo del huracán se encuentra Cristina Ponce, la representante legal del Black Royce, quien asegura que la muerte del empresario fue un accidente y que la detención de cuatro mujeres y dos hombres del bar es injusta. Esta afirmación se da en medio de una audiencia crucial para determinar la situación legal de los detenidos, donde un juez decidirá si se les vincula o no a proceso.
La historia comenzó con la trágica muerte de Iñigo Arenas Saiz en el bar Black Royce, lo que llevó a la detención de empleados del establecimiento, incluyendo al jefe de meseros y al guardia de seguridad. La versión de que la muerte fue un accidente ha generado reacciones encontradas y ha agitado el debate sobre la seguridad y la responsabilidad en lugares de entretenimiento.
Con información de EL Universal