lunes, noviembre 4, 2024

El liderazgo sistémico: La necesidad para el cambio social

En México, en el momento histórico actual y ante los profundos cambios que se requieren para acelerar el progreso hacia visiones alternativas de futuro del país, se necesitan líderes capaces de catalizar el liderazgo colectivo. Estos líderes deben tener una visión holística que les permita ver desafíos y problemas dentro de un panorama integral, conectar diferentes actores e intereses, facilitar el aprendizaje colectivo e impulsar el cambio sistémico.

Desafíos complejos como los que enfrenta actualmente nuestro país requieren soluciones innovadoras y colaborativas. Cuestiones como el cambio climático, la escasez de agua, el desempleo, la pobreza, la desigualdad, la violencia, la salud y la educación no pueden ser resueltas por una sola persona, organización o sector. Requieren una colaboración colectiva y diversa.

En este contexto, las condiciones actuales de nuestro país demandan individuos con capacidades que remiten a un liderazgo que se está convirtiendo en una competencia esencial para los líderes del siglo XXI: el “Liderazgo Sistémico”. Los líderes sistémicos se caracterizan por tener una visión integradora, amplia y libre de juicios. Piensan y actúan de manera sistémica, observando el panorama general en lugar de dividirlo en partes aisladas. Colocan a las personas en el centro y las consideran como la única vía para un mejor desempeño. Este liderazgo se centra en el bien común y la creación de valor a largo plazo. Los líderes sistémicos tienen la capacidad de ver la realidad a través de los ojos de personas muy diferentes y construir relaciones basadas en una escucha profunda. El liderazgo sistémico es una competencia que se puede desarrollar y aprender y se basa en un conjunto de principios, valores, y prácticas. Estos principios incluyen humildad, curiosidad, tolerancia, empatía, generosidad, diversidad, colaboración, innovación, adaptación, acción y reflexión.

El liderazgo, como fenómeno, es complejo y multidimensional. Según un análisis de los modelos de liderazgo, se puede asumir que existen dos dimensiones: el ser y el hacer. Estas dos dimensiones se reflejan en las competencias de los líderes sistémicos. Por un lado, su «ser» se refleja en su profundo compromiso con el bienestar del conjunto. Su «hacer», por otro lado, manifiesta en su capacidad para construir relaciones, inspirar a otros y avanzar hacia la acción.

Un ejemplo notable de liderazgo sistémico es Nelson Mandela, quien logró reunificar un país dividido por el apartheid a través de un proceso participativo, inclusivo y de reconciliación que involucró a todos los sectores y partes interesadas de la sociedad sudafricana. Mandela fue un constructor de puentes que supo conectar los diferentes elementos del sistema, dando a cada uno su lugar y voz, y buscando el equilibrio entre dar y recibir. Intervino para abordar colectivamente los desafíos que impulsaron la construcción de una nueva nación.

Los líderes sistémicos no son héroes solitarios que tienen todas las respuestas. Más bien, son catalizadores de un liderazgo colectivo, con la capacidad de crear espacios de diálogo, escucha, confianza y co-creación, donde se generan nuevas ideas, se comparten experiencias, se construyen alianzas y se movilizan recursos. Son líderes que inspiran, fortalecen, acompañan y celebran los logros compartidos.

Sabiendo que no hay respuestas fáciles a problemas complejos, los líderes sistémicos crean las condiciones para que la sabiduría colectiva se manifieste con el tiempo a través de un proceso de maduración que genera nuevas formas de pensar, actuar y ser. En otras palabras, está surgiendo una nueva cultura para abordar los problemas y generar soluciones.

El liderazgo sistémico es particularmente relevante para el cambio social, y presenta una oportunidad para lograr efectos positivos y sostenibles. Es, como decía Mandela, una forma de liderar que nos lleva a cruzar el umbral y dejar atrás todo lo que pueda impedir el progreso. “Siempre parece imposible hasta que se hace”.

Al reflexionar sobre el futuro postelectoral de México y Veracruz, se destaca la imperiosa necesidad de líderes que personifiquen las cualidades mencionadas en el texto. Es viable y altamente deseable contar con un presidente y un gobernador que posean estas características. Su presencia resulta esencial para el desarrollo y el progreso, tanto a nivel nacional como estatal.

Esta concepción de liderazgo no es utópica, se fundamenta en la comprensión de que estos líderes, tienen la capacidad de influir en el porvenir y causar un impacto trascendental. Por tanto, es esencial identificar y respaldar a quienes reúnen las aptitudes necesarias para dirigir a México y Veracruz hacia un futuro más promisorio.

Ideario en Perspectiva

Ocultar la verdad es el acto de ocultar o distorsionar información para evitar que alguien la conozca o la comprenda. La posverdad es un concepto que se refiere a situaciones en las que los hechos objetivos tienen menos influencia en la formación de la opinión pública que las emociones y las creencias personales. Ambos fenómenos pueden tener efectos negativos en la sociedad, incluida la manipulación, la desinformación, el engaño, la polarización y la pérdida de confianza.

Ante la recurrente práctica de ambas situaciones en la sociedad actual, es necesario preguntarse:

  • ¿Qué motivos pueden tener las personas o las instituciones para ocultar la verdad?
  • ¿Qué efectos puede tener la postverdad en la democracia y en los derechos humanos?
  • ¿Cómo podemos evitar que la verdad o la posverdad se hagan pasar por verdad absoluta?

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