Ayer al mediodía, Renato Alarcón Guevara subió a las redes una carta abierta en la que anunciaba su renuncia al “PRI de Alito”, lo que causó un gran revuelo y un cisma dentro del partido en Veracruz.
¿Que por qué? Pues porque él es un referente estatal dentro del partido tricolor, en el que militó durante los últimos 29 años, lo que es decir toda su vida profesional, y en el que repasó prácticamente todo el escalafón interno. Empezó su militancia desde abajo, con los jóvenes que hacían y han hecho la operatividad del PRI a ras de piso. Llegó después Renato a ser Presidente del Comité Directivo Municipal de Xalapa y del Comité Directivo Estatal en la época dura en que por primera vez el partido operó sin un gobernador y sin el cuantioso recurso que aceitó durante años la presencia omnipotente de lo que era de hecho el área política del gobierno.
Como líder estatal, Renato enfrentó la primera elección municipal en la que los priistas fueron a la batalla sin el apoyo oficial. Y a fuerza de voluntad de conciliación, de cruentas y largas negociaciones con el rescoldo que había quedado después de la debacle, evitó que se desplomara el piso de votación ante la pérdida inminente de la mayoría de los 212 ayuntamientos veracruzanos.
En su largo discurrir partidista, Renato Alarcón se manejó como un estilista de la avenencia, como un adalid del diálogo y el acuerdo. Aunque tuvo varios motivos para ello, nunca fue un militante pasional o vengativo. Politólogo de carrera y poseedor de una memoria impresionante, se convirtió en uno de los mayores especialistas sobre la conformación regional de los liderazgos estatales, y a partir de ese conocimiento logró armar consensos y detener la caída del partido después de la pérdida de la gubernatura ante Miguel Ángel Yunes Linares y el PAN.
Por eso cayó como un balde de agua a los priistas reales, a los leales, a los convencidos (de convicción plena) la carta renuncia que hizo pública, con la dio a conocer su retirada del “PRI de Alito”. Muy importante esa aclaración que en su conceptuoso texto explica, porque su sorpresivo retiro se debe a tantas iniquidades que ha cometido el dirigente nacional.
Es muy probable que a la salida de Renato siga una cauda de renuncias de cuadros valiosos del PRI jarocho, con lo que terminaría de deshacerse lo poco que queda del partido que, sin embargo, tiene mano para determinar al candidato del Frente Amplio por México para ser Gobernador de Veracruz.
De quedar una persona con más de un dedo de frente como abanderada, lo que se revelará esta misma semana, seguramente una de sus primeras acciones será conversar con Renato Alarcón para convencerlo de que regrese a las filas del partido que ha enaltecido con su trayectoria impecable, y que aporte lo mucho que tiene para conseguir el triunfo de la oposición sobre un partido oficial ensoberbecido en sus incapacidades.
No sé qué diría Renato ni hasta qué tanto quemó sus naves dentro del partido que siempre había sido para él el único, pero sus servicios son y serían cruciales en la carrera hacia la transición que tanto le urge a Veracruz.