En Pueblo Viejo, en el norte del estado, ya casi colindando con Tampico, Rocío Nahle dijo ayer que “en números netos”, siete de cada 10 veracruzanos apoyan a Morena, pero que “no hay que confiarse”.
¿Qué información tiene que también el domingo pasado, en Banderilla, pidió a los suyos “no bajar la guardia” ya que los opositores “no están dormidos”?
Tiene razón. Ayer Pepe Yunes, que será su verdadera oposición, le lanzó ya un primer aunque todavía pequeño obús, algo así solo como para decirle aquí estoy.
El priista, de Perote, no falta a su congruencia de ser decente: no le cuestionó a la zacatecana su origen, sino su desarraigo.
(En su momento, el mismo Manuel Huerta y Eric Cisneros sí le echaron en cara que no es veracruzana, como para cumplir aquello de que para que la cuña apriete debe ser del mismo palo.)
En la gira proselitista (aunque niega que ande en precampaña) que realiza por la Huasteca y el norte del estado, en Pánuco, también ayer, la señora dio muestras de que sí le preocupa saber que no es veracruzana.
Su mensaje fue un alegato para tratar de justificarse como veracruzana, “por convicción no por obligación”, y quiso cerrar el capítulo, que opino que no será fácil, porque la oposición le va a estar recordando que nació en Zacatecas.
Dijo que Veracruz ha sido la puerta de entrada “de españoles, de alemanes, de africanos (¿los ascendientes de Eric Cisneros?), de asiáticos y nosotros en Veracruz nunca, ¡nunca!, habíamos hecho una distinción ¡jamás!, ni de género, ni de color, ni de ascendencia ni de origen”.
Es cierto, incluso pudieron haber llegado marcianos y seguramente la flota jarocha no hubiera hecho distinción con ellos (los hubieran reservado para exhibirlos en un desfile de carnaval).
A la señora no la discriminan, eso creo. La reciben sin ningún problema en los hoteles y cafés del puerto, donde se la pasa cuando no anda en campaña, en los sitios públicos; la saludan sus fans, nadie la distingue por su color de piel, por su sexo, por su creencia religiosa.
Lo que los veracruzanos le cuestionan es que quiera gobernar Veracruz no siendo nativa del estado, porque tienen un sentimiento muy arraigado de su origen, de su pasado histórico, de su pertenencia a, de sus tradiciones, de su cultura que incluye música y gastronomía.
“El tema está agotado y es tiempo de darle vuelta a la página… dicho lo anterior le damos la vuelta a la página”, manifestó.
Si llegara a ganar tendría que legitimarse
Pero, qué duda cabe, trae en uno de sus zapatos una piedra de su origen y, considero, tendrá que decir o hacer más, algo verdaderamente extraordinario, para legitimarse.
Incluso, es posible que gane la elección, por qué no, pero aun así también es posible que el veracruzano la vea ajena y no acabe de empatar con ella; es posible.
En 1988, Cuauhtémoc Cárdenas ganó la elección presidencial a Carlos Salinas de Gortari. Ya es historia que con la ayuda de Manuel Bartlett, entonces secretario de Gobernación, el PRI cometió fraude y solo así ganó su candidato.
Pero Salinas sabía que los mexicanos no acababan de aceptarlo y entonces recurrió a un hecho extremo para legitimarse: metió a la cárcel al entonces poderoso dirigente petrolero Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, al que le armó todo un teatro para darle espectacularidad.
“La Quina” era sinónimo de corrupción, a lo bestia, intocable hasta entonces, otro poder dentro del poder y a los mexicanos les gustó que lo llevaran a la cárcel. Todos se olvidaron del fraude y Salinas gobernó entonces a sus anchas.
Doña Rocío podría ganar la gubernatura con todo el aparato del Estado atrás de ella, pero no por la verdadera voluntad popular y a disgusto de los veracruzanos.
A menos que intentara legitimarse, se me ocurre, llevando a prisión a Eric Cisneros y a la fiscal general del estado, Verónica Hernández Giadáns, por todas las atrocidades que han cometido en contra de los veracruzanos.
No conoce las necesidades de las regiones, afirma Pepe
Pero dejemos que la señora Nahle siga puebleando y vayamos ahora con Pepe Yunes.
El actual diputado federal declaró que el problema no es que Rocío no haya nacido en el estado (¿contenta, señora? Para que vea que su adversario no la descalifica por su origen; para que no se sienta discriminada), sino que no conoce las necesidades de sus regiones.
Dijo que cuando vivió en Veracruz solo pudo saber cómo es Coatzacoalcos, porque tiene más de 15 años viviendo en la Ciudad de México (y algunas veces en Tabasco).
“Más que el origen de Rocío Nahle, el desarraigo de Rocío Nahle. Lo otro, al final del día, será un tema que los veracruzanos tengan que determinar, si quieren que alguien que no sea veracruzano los gobierne o no, es un tema que está en la cancha de los ciudadanos”.
Con esto más: “Lo que a mí me preocupa es un gobierno desarraigado, alguien que no conoce la entidad, alguien que no sabe qué es lo que pasa en el norte, en el sur, en el centro, por los años que estuvo focalizada a un municipio”.
En el gobierno de Dante Delgado, por ejemplo, a quien acompañé todos los días de su mandato en sus recorridos por el estado, aunque él conocía muy bien el territorio estatal, un equipo que encabezaba Gonzalo Morgado Huesca le preparaba tarjetas informativas sobre los sitios que íba a visitar, pero también sobre sus actores políticos, económicos, sociales y religiosos y la situación que prevalecía en cada uno.
Ello por la complejidad de un estado tan grande como el nuestro y para que supiera a qué se podía enfrentar y qué soluciones podía ofrecer; pero era un actualizarse y un prepararse todos los días, no visitando únicamente las cabeceras distritales o municipales, sino las comunidades más apartadas, donde estaban las necesidades más sentidas.
Otro gobernador, al que también acompañé casi en forma permanente, Fidel Herrera Beltrán, conocía hasta la última brecha del estado, y merced a ello pudo programar muchas obras donde verdaderamente se necesitaban y por los beneficios que iban a reportar, algo que solo se podía saber conociendo palmo a palmo la extensa geografía veracruzana.
Por mi experiencia, le doy la razón a Pepe. La señora apenas acaba de llegar a residir al estado luego de tantos años de ausencia y apenas ha empezado a recorrer cabeceras municipales, es decir, a conocer Veracruz pero solo por “encimita”.
No conoce la idiosincrasia del veracruzano
Por eso mismo, doña Rocío, sin duda alguna, no conoce la idiosincrasia del veracruzano, que es uno pero a la vez muchos, diversos, complejos, como diversas y complejas son las regiones del estado, cada una con distintas características.
Tiene razón el de Perote que le preocupe que alguien sin arraigo quiera gobernar Veracruz, aunque, también como bien dice, serán los veracruzanos los que decidan si quieren que alguien que no es veracruzano los gobierne. Dejémoslo al tiempo.
Y frente a la señora Nahle, Pepe también sacó sus números ayer e hizo sus cuentas.
Cual Pitágoras de la política, dijo que las posibilidades de triunfo de la oposición son amplias, y que matemáticamente, con la suma de los votos de los tres partidos que conforman (aunque el PAN todavía no se decide) el frente amplio, podría ganar la gubernatura.
Recordó que en las últimas tres elecciones la suma aritmética de los votos del PAN, del PRI y del PRD estuvo arriba de un millón 200 mil sufragios, que si se suma al mal gobierno que hay y cuando, además, “lo que está exigiendo el electorado son políticas arraigadas a Veracruz, con identidad de veracruzanos, hay muchas condiciones de triunfo en el 2024”.
Remató señalando que la actual administración tiene a Veracruz al borde del colapso y que Rocío Nahle tampoco hizo nada por el estado cuando fue secretaría de Energía, “vaya, no quiso ni bajar las tarifas eléctricas del estado que son las más altas de todo el país”, por lo que las posibilidades de triunfo son muy amplias.