Para ser el gran estratega político que muchos veían, a Dante Delgado Rannauro le salió todo mal en su estrategia rumbo a 2024. Porque tratando de postular un «candidato disruptivo» en la persona de Samuel García, terminó eligiendo a un joven inmaduro, soberbio y sin talento político que provocó no sólo una crisis constitucional y de gobernabilidad en el estado de Nuevo León, el más importante en estos momentos por el «nearshoring”, sino que también, con sus decisiones, el dirigente nacional de Movimiento Ciudadano metió a su partido en un callejón de salidas dudosas, en las que se ha quedado sin opciones visibles y atractivas para la Presidencia de la República.
Es como si la versión de que pactó con el presidente López Obrador para mandar un candidato que dividiera el voto de la oposición y le quitara fuerza a la candidata del Frente Amplio, Xóchitl Gálvez, al final se le está revirtiendo a MC y al propio Dante. Y es que después de tanto pensarlo y de prometerle a los mexicanos que postularían a una «opción diferente» ante la polarización y el choque entre los viejos partidos y el nuevo sistema autoritario de Morena, al final los emecistas se están quedando sin opciones por apoyar y solapar los caprichos y violaciones jurídicas y constitucionales del gobernador de Nuevo León que también está a punto de quedarse fuera del cargo ante su pésimo manejo jurídico.
Hoy que está anunciada una reunión de la Coordinadora Nacional de Movimiento Ciudadano, los escenarios para el partido son muy distintos a los que habían previsto para estas fechas, en donde pretendían ya enfilar a su precandidato único, Samuel García, a convertirse ya en el abanderado formal a la Presidencia de la República. Y a menos que Dante Delgado y sus operadores traigan un as bajo la manga, no se ve de dónde sacarán a un precandidato presidencial medianamente conocido, porque todas las demás opciones de militantes y ciudadanos que se inscribieron en su proceso interno fueron desechadas desde el pasado 17 de noviembre.
Peor aún, los otros nombres de personajes importantes que habían sido barajados y mencionados por el líder nacional emecista, desde él mismo, hasta Marcelo Ebrard, el diputado Jorge Álvarez Máynez o la senadora Patricia Mercado, parecen estar imposibilitados legalmente, al menos en los casos del diputado y los dos senadores emecistas, porque, que se sepa, ninguno de ellos renunció a su cargo antes del 1 de diciembre pasado, tal y como lo establece la ley electoral y la Constitución.
En cuanto a la figura de Marcelo, a menos de que su amigo Dante lo convenciera y de que aceptara entrar a la candidatura en calidad de «sustituto» de Samuel, no se ve cómo Ebrard, que claramente rehuyó enfrentarse a López Obrador y al poderoso sistema de la 4T, pudiera cambiar de opinión y aceptar una postulación de rebote y que claramente lo confrontaría con el presidente, con todo lo que eso puede significar para él. El excanciller que se dobló ante el poder, parece estar muy cómodo con sus «entendimientos» con Claudia Sheinbaum, en los que hizo compromisos que le costaría muy caro incumplir a estas alturas.
Con todo y eso, no hay duda de que MC encontrará un candidato o candidata que postular a la Presidencia y quizás pudiera ser una figura conocida o con experiencia política, pero difícilmente, con cualquier nombre que pongan, se harán realidad los escenarios tan positivos y las cuentas tan alegres que ya hacían Dante y los emecistas, de que podrían incluso desplazar a la alianza PRI-PAN-PRD y convertirse en la segunda fuerza política nacional en las elecciones federales del 2024.
Hoy, a seis meses de las votaciones presidenciales, sin candidato formal y en busca de algún nombre que los saque de la crisis, el partido que ha sido llamado la «fuerza emergente» de la política mexicana, y que hasta ahora había logrado avanzar de manera independiente y sin hacer alianzas con otras fuerzas políticas, al menos no alianzas públicas ni oficiales, parece condenado al tercer lugar de los próximos comicios y sus expectativas de crecimiento se derrumban y se acotan, dependiendo del candidato o candidata de emergencia que designen.
Al final, en las crisis de MC y de Nuevo León, hay tres grandes perdedores: Samuel García, que está a nada de tener que irse a unas «vacaciones forzadas» de seis meses de la gubernatura que ganó legítimamente, pero que él mismo puso en riesgo por su necedad y cerrazón; Dante Delgado, que fracasó en su estrategia «disruptiva» que lo único que parece estar logrando es haber roto las expectativas de crecimiento para su partido; y por su puesto el presidente López Obrador, al que también se le cayó su maquiavélica estrategia de contar con un alfil o un candidato a modo que le ayudara a debilitar al voto de la oposición y mandar la elección presidencial a tercios para garantizar el triunfo de su candidata y de su movimiento.
Porque a estas alturas, cuando ya se desvelaron todos los arreglos, pactos y enjuagues que convirtieron a Nuevo León en el primer campo de batalla de la reñida elección presidencial, ha quedado más que claro, para quien quiera verlo, que en el industrioso estado del norte se produjo y escenificó la «Divina Comedia» escrita por Dante Delgado, patrocinada y producida por López Obrador y protagonizada por el devaluado Samuel García.
Los dados mandan Escalera Doble. La semana promete.