viernes, noviembre 22, 2024

Ricardo Ahued, un buen alcalde

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En realidad, es paradójica la reacción de la población xalapeña frente a los “trastornos” causados a la movilidad citadina por las innumerables obras emprendidas al unísono por el ayuntamiento xalapeño. Es contradictoria esa actitud de quienes finalmente somos los beneficiados porque ha sido costumbrismo quejarnos de la falta de obra pública en este municipio y a la par olvidamos cuando hemos reclamado a las administraciones municipales la ausencia de mejoras en la infraestructura urbana xalapeña; sufrimos amnesia porque olvidamos nuestros lamentos ante ayuntamientos que no se ocupaban ni de tapar los baches, y cuando esto último se atendía en algunas calles y avenidas por conformismo nos dábamos por bien servidos. En el concierto de capitales de estado, Xalapa figura entre las más retrasadas en materia de equipamiento urbano, y ahora que el alcalde xalapeño Ricardo Ahued ha emprendido una cruzada efectiva para atender el acentuado deterioro de la infraestructura urbana se le acomodan ingratos comentarios por doquier, mentadas de madre incluidas, si bien como hombre público a eso está expuesto aún en la “Atenas” veracruzana. Sin embargo, bueno sería que intentáramos comprender en su exacta dimensión la obra pública municipal y como comunidad directamente involucrada apoyáramos ese desinteresado esfuerzo.

Cuando fue presidente de México Salinas de Gortari (1988-1994) su gobierno diseñó e implementó el Programa Solidaridad con bastante éxito en algunas entidades, Veracruz entre ellas, aquí gobernaba Dante Delgado (1988-1992), quien interpretó cabalmente dicho programa para beneficio de municipios cuyos alcaldes hicieron positiva  segunda en la aplicación de Solidaridad en sus respectivas jurisdicciones: banquetas, calles pavimentadas y bien iluminadas, introducción de drenaje y agua entubada en varias municipalidades dieron ocasión a la visita del presidente Salinas de Gortari al municipio de Tepetlán, asignado como caso ejemplar de la implementación del programa Solidaridad, que medularmente consistía en la participación de las comunidades en el diseño y performance de la obra pública. En Xalapa, la obra municipal corre a cargo del ayuntamiento con la aplicación de nuestros impuestos, pero no exige la incorporación de la comunidad aportando mano de obra y aun así nos quejamos. Quizás por eso estamos como estamos.

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