Partidos políticos

Con la reforma electoral de 1977, implementada durante el gobierno de López Portillo por el santón priista Jesús Reyes Heroles, se introdujo un nuevo modelo en el embalaje partidista pues de un régimen de monopartido caminamos hacia el bipartidista para finalmente instalarnos en una pluralidad de partidos. Gracias al sistema de representación proporcional auspiciado por dicha reforma se generó un sistema multipartidista, ya no solo el PRI o el PAN, también entraron a competir...
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El nombre del PRI que incomodó en Palacio


Los acuerdos políticos y de civilidad que hizo el presidente López Obrador con su antecesor, Enrique Peña Nieto, podrían estar por terminar hacia finales del sexenio. O al menos eso es lo que interpretaron en Palacio Nacional con uno de los nombres que aparecieron sorpresivamente en las listas plurinominales del PRI la semana pasada. La presencia de Aurelio Nuño, exsecretario de Educación del gobierno peñista y uno de los hombres más cercanos al expresidente priista, como candidato a diputado pluri por la Quinta Circunscripción, en el noveno lugar de la lista, fue tomado en la 4T, especialmente en la Presidencia de la República, como un mensaje de Peña Nieto que rompe con «los acuerdos pactados» entre el actual Presidente y su antecesor inmediato.

Y es que, hasta ahora, una de las reglas no escritas del pacto Peña-AMLO era precisamente que el expresidente mexicano se abstuviera de incidir en los temas políticos durante este sexenio y eso incluía la neutralidad del expresidente y de los que fueron sus hombres más cercanos en el gobierno. Por eso el nombre de Nuño brincó de inmediato en las susceptibilidades de Palacio, que hasta ahora han cumplido cabalmente con el compromiso de no molestar a Enrique Peña Nieto, ni que el Presidente o el gobierno se metieran con él, mientras el mexiquense disfruta de su autoexilio dorado en Madrid.

Porque quizás lo que causó la extrañeza que nos confirman fuentes muy cercanas de la 4T, por la reaparición del exjefe de la Oficina Presidencial en el sexenio pasado, fue la versión que manejan en el PRI nacional de que el espacio para Aurelio Nuño habría sido una petición directa del expresidente Peña Nieto, en una consulta que le habría realizado el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas. Si Peña, según esa versión, impulsó el regreso político de uno de sus hombres más cercanos, para Palacio Nacional eso rompería los acuerdos de respeto y civilidad que hasta ahora le han cumplido desde el actual gobierno.

Y aunque esa versión se la han escuchado algunos al propio «Alito» Moreno, quien dice haber hablado con el expresidente y que éste le pidió el espacio en las listas para Nuño, también hay otra versión que sostienen priistas y que dice que la candidatura de Aurelio sería más un arreglo particular entre éste y «Alito», en el que nada tuvo que ver el expresidente. Pero definitivamente no es esa la percepción que tienen en Palacio Nacional donde ya hablan de Peña Nieto con expresiones como «el que se ríe, se lleva» o «nosotros sí cumplimos lo pactado, pero la otra parte está rompiendo y traicionando los acuerdos».

Porque también «Alito» Moreno, quien se ha peleado con una gran cantidad de liderazgos priistas, para legitimar sus listas pluris en las que aparecen sus cuates y aliados, como Rubén Moreira y Carolina Viggiano, sus colaboradores nefastos como el tal Pablo Angulo y hasta mujeres que colaboraron con él o que tuvieron algún vínculo emocional con él, necesita de aliados y es muy posible que haya buscado con esa intención a Peña.

En todo caso, es sabido que «Alito» buscó a Peña Nieto y que se reunieron en Madrid a finales de septiembre pasado, cuando el dirigente del PRI estuvo en la capital española, pero los que conocen al expresidente y saben lo cuidadoso que ha sido en no aparecer en nada político en este sexenio, dudan que el mexiquense haya querido recomendar a alguien para que fuera candidato a diputado y sobre todo a alguien tan cercano a él que su solo nombre sería inmediatamente asociado al suyo. Y no descartan que, sin deberla ni temerla, Peña termine pagando un precio muy alto por un acuerdo personal de «Alito» con Aurelio, que le podría complicar mucho la vida al expresidente.

Veremos en qué termina todo este asunto y si veremos realmente el fin del pacto de silencio y respeto que hicieron López Obrador y el expresidente Peña Nieto, o si más bien se trata de un tema en el que la imprudencia de sus excolaboradores, mezclada con el protagonismo del actual dirigente del PRI, se le está cargando al exmandatario. En todo caso, de que el nombre de Aurelio Nuño incomodó y caló en las altas esferas de la 4T, eso nos lo dan como un hecho… Los dados mandan Serpiente Doble. La semana viene fuerte.

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