*Por Édgar Hernández
Cómo le ha dolido a Nahle le restrieguen que nació en Zacatecas.
Le encoleriza a grado tal que manda a sus chairos desatar una escalada de denuestos no contra los críticos, sino los ocho millones de veracruzanos al sostener que el 50 por ciento no nacieron en Veracruz, es decir que 4 millones son de Zacatecas o de otro lado, pero no veracruzanos.
Así de desesperada anda.
Y así como se equivocó al confundir la Laguna de Catemaco con el litoral del Golfo de México (Catemaco no tiene salida al mar) sus voceros -ahí está grabado- sostienen que Veracruz y todo México somos un país de migrantes.
¿Y la historia de México y nuestra cultura prehispánica?
De pronto los “Totonacos, Olutecos, Tepehuas, Popolucas, Sayultecos y texistepequeños” ya valieron al considerarlos migrantes.
Son en realidad campañas negras, acaso de humor negro o francamente de risa loca.
Son producciones cacalovers encaminadas a convencernos que no importa que venga a gobernarnos una Zacatecana o uno de Nuevo México ya que todos somos migrantes.
De ese tamaño es la desesperación de doña Roció Nahle quien con campañas de odio pretende posicionarse ante su baja aceptación ciudadana.
Son acciones francamente desesperadas que pretenden disminuir a Pepe Yunes, pero solo lo hacen crecer.
Habría que recomendarle a Pepe que se de una vueltecita al cuartel de Nahle para agradecerle encarecidamente esas rabiosas críticas ofensivas a los veracruzanos en donde de paso le arrima el caballo cuestionándolo de que cuando fue diputado y senador apoyó a los gobernantes en turno.
¡Já!
De paso Pepe debe aconsejarle a la dama que le siga por ahí, que no le pare recordando la lección de Napoleón de que “Si el enemigo se equivoca no lo distraigas”.
Y es que eso de la oriundez le está provocando tremendos sofocones.
La tienen sin dormir. Su malgenio no lo puede controlar. Avienta ríos de dinero para parar la percepción no de Pepe, sino de la ciudadanía de que es “Soy veracruzana ¡Por Amor!” -ese es su eslogan- cuando lo que necesitan los ocho millones de veracruzanos (o no veracruzanos, según ella) es seguridad, empleo y no más corrupción.
Y espérese tantito, lo que falta.
En el segundo acto y se lo decimos para que se vaya previniendo la señora de Zacatecas, es que ya se tiene listo el expediente de sus rapacerías en la Secretaría de Energía y los desvíos multimillonarios en dólares en la Refinería de Dos Bocas, que sigue sin producir los 350 mil litros de petróleo y gasolina diarios que tanto nos prometieron.
Nahle va a saber lo que es vivir en tierra de indios -migrantes según ella-que cree poder conquistar cuando le saquen a la luz pública las corruptelas del marido, de los sobrinos, de sus compadres y de los amigos y familia del jefazo de Palacio Nacional.
Ya tuvo una probadita cuando renunció.
Resta el testimonial, los reportes de la Auditoría Superior de la Federación, que la Fiscalía General de la República investigue los desvíos de “Dos Bocas” puestos de manifiesto por la Cámara de Diputados cuando se revisó el proyecto de presupuesto anual 2024 y los patrocinios para su campaña de parte del Cuícaras, quien por cierto en agosto de este año pide licencia para ir con Sheimbaun.
Cuitláhuac García no se va ¡huye!
Así que ni tantos remilgos por lo que se dice de que es zacatecana y ordene a sus empleados justificar una oriundez injustificable destruyendo la cultura prehispánica, el mestizaje, el indigenismo y los afrodescendientes y que su tictoquer pretenda componerle la plana de que la zacatecana está en su derecho a venir a gobernarnos “al fin que ni siquiera somos veracruzanos”.
En realidad, creo que para Nahle los ocho millones de veracruzanos que vivimos en Veracruz creo que somos zacatecanos y obligadamente debemos votar por la de Río Grande, Zacatecas o Río Grande, Veracruz… ¡ya me hice bolas!
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo