domingo, diciembre 22, 2024

Lorena Piñón, la «Slim» del PRI

Un ex priista veracruzano, que acaba de renunciar como militante del partido tricolor, nos preguntó ayer: ¿qué tienen en común el magnate Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del planeta, y Lorena Piñón Rivera, secretaria general del CDE del PRI en Veracruz?

 

“En que con muuuuy poquito, uno ha acumulado mucha riqueza y, la otra, un poder político que jamás imaginó tener en menos de cinco años”, se respondió él mismo entre carcajadas.

 

Slim y Piñón, coincidentemente, tuvieron la suerte de conocer a un par de personajes de filiación priista que les cambiaron radicalmente sus estatus, económico y político.  

 

Nos envió un texto que publicó ayer el columnista Francisco Rodríguez acerca de un video que circula en redes sociales, sobre una plática que Slim Helú dio recientemente a estudiantes del ITAM, en la que el empresario presume cómo con tan solo el 3.8 por ciento de las acciones de Teléfonos de México (Telmex) se hizo del control del monopolio paraestatal de las telecomunicaciones durante la administración del expresidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994).

 

Según el autor de la columna Índice Político, Slim se burla de los trabajadores bajo el cacicazgo sindical de Francisco Hernández Juárez porque, “en tan solo tres meses, vendieron la mayor parte del paquete accionario del 4% que les correspondió en las negociaciones de la desincorporación de la empresa entonces paraestatal. Que con ese 3.8 por ciento se hizo propietario del mayor número de propiedades inmobiliarias que había en el país, terrenos y más terrenos donde había centrales telefónicas que él convirtió en inmensos desarrollos inmobiliarios, como Plaza Carso y Plaza Loreto y Peña Pobre en una zona ecológica del sur de la capital nacional, lo mismo que en prácticamente todas las ciudades de la República. Con ese 3.8 por ciento Slim también se hizo propietario de la mayor empresa de telecomunicaciones que había en ese momento y que aún es prácticamente monopólica. Y, lo mejor de todo, que nada soslayadamente habló de las transiciones gubernamentales pacíficas como la que espera que se dé en este 2024, mostrando nada veladamente su apoyo a la ‘corcholata’ morenista…”

 

El caso de Lorena Piñón es muy similar al de Slim, el hombre más rico de México, pues con muuuy poco capital político la priista oriunda del municipio de San Rafael, en la zona citrícola de Martínez de la Torre, ya va por su segunda diputación federal consecutiva, al encabezar la lista de candidatos del PRI por el principio de Representación Proporcional en la Tercera Circunscripción Plurinominal a la pertenece el estado de Veracruz.

 

Hasta hace cinco años, cuando en 2019 contendió por la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Piñón Rivera no era una figura política relevante ni siquiera en el escenario político estatal, cuyo cargo más relevante que había desempeñado era el de delegada de la Secretaría de Relaciones Exteriores en el estado, donde tuvo la fortuna de expedirle su pasaporte a la maestra Elba Esther Gordillo, exlideresa nacional del SNTE, que sorpresivamente vino a hacer el trámite hasta la delegación de la SRE en la capital veracruzana.

 

Cuentan que un amigo común acercó a Lorena con Alejandro Moreno Cárdenas, todavía gobernador en funciones de Campeche, quien aspiraba a la presidencia del CEN del PRI y cuya rival a vencer era su vecina Ivonne Ortega Pacheco, la exgobernadora de Yucatán. Piñón recibió la instrucción de registrarse también como candidata para confrontar en su calidad de mujer a la sobrina del dos veces gobernador yucateco y exdirigente nacional de la CNC, Víctor Cervera Pacheco.

 

Al descubrir la maniobra de “Alito” Moreno, los aliados de Ortega Pacheco impugnaron la candidatura ante la Comisión Nacional de Justicia Partidaria (CNJP), la cual resolvió, en la sesión llevada a cabo el jueves 27 de junio de ese año, instruir a la Comisión Nacional de Procesos Internos (CNPI) la cancelación de la candidatura de Piñón Rivera en virtud de haber aceptado ser postulada como candidata del Partido Acción Nacional (PAN) en el proceso electoral 2015-2016 para la elección del Congreso local de Veracruz.

 

Sin embargo, con el apoyo subrepticio de Moreno Cárdenas, interpuso un recurso ante la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), cuyos magistrados aprobaron revocar la resolución de la Comisión Nacional de Procesos Internos del PRI por la que había expulsado a la priista veracruzana que buscaba contender como candidata a la dirigencia nacional del partido tricolor.

 

En sesión pública, los magistrados consideraron extemporáneas las denuncias presentadas el 26 de abril y el 3 de mayo de 2019 en contra de Piñón, validando su candidatura.

 

El miércoles 14 de agosto de 2019, tres días después de la elección partidista, la Comisión Nacional de Procesos Internos, presidida por José Rubén Escajeda Jiménez, entregó la constancia de mayoría a Moreno Cárdenas, quien obtuvo en total un millón 603 mil 725 votos.

 

Ivonne Ortega, quien después de perder la contienda priista se fue a refugiar a las filas de Movimiento Ciudadano, obtuvo solamente alrededor del 10 por ciento.

 

Pero Lorena Piñón ni siquiera llegó al 3%. No ganó ni en Veracruz, su estado natal, donde apenas obtuvo escasamente 5 mil votos. Sin embargo, Alejandro Moreno le pagó muy bien por sus servicios: primero la nombró secretaria de Gestión Social del CEN del PRI y luego, en 2021, la hizo diputada federal por la vía plurinominal, sin hacer campaña. El año pasado la incluyó en su lista de aspirantes priistas a la gubernatura de Veracruz y terminó mandándola a ocupar la Secretaría General del CDE del PRI. Anteayer, la Comisión Política Permanente del partido tricolor aprobó la lista de sus candidatos a la diputación federal por el principio de Representación Proporcional, la cual encabeza Piñón en la Tercera Circunscripción Plurinominal a la que pertenece Veracruz.

 

Por supuesto, no le ha ido tan bien como le fue a Slim en lo económico, pero tampoco se puede quejar. Jamás imaginó escalar políticamente tan rápido hasta donde ha llegado.  

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