En el transcurso del tiempo, las sociedades han evolucionado, al igual que las personas y los roles que desempeñan en el conglomerado social. Los trabajadores, como protagonistas de la transformación del mundo, han moldeado a la sociedad y la cultura de cada época a través de sus vidas, sus sueños, sus luchas y sus logros, evolucionando a lo largo del tiempo.
A lo largo de la historia, hemos presenciado diferentes formas de organización laboral. En tiempos remotos, tanto esclavos como campesinos se veían obligados a trabajar para satisfacer las necesidades de sus amos, careciendo de derechos y libertades, y considerados inferiores y serviles. Posteriormente, durante la Edad Media, los artesanos y comerciantes, reunidos en gremios, gozaban de autonomía y prestigio, mostrando su habilidad y destreza en la producción de bienes de calidad.
En la época colonial americana, los colonos e indígenas fueron explotados en la extracción de recursos naturales por parte de los conquistadores europeos, sufriendo opresión y abuso sistemático. A medida que avanzaba la era moderna, los obreros y empleados desempeñaron un papel fundamental en la industria y los servicios, lo que les permitió producir y consumir una mayor cantidad de bienes y servicios.
En la actualidad, los trabajadores han adoptado la tecnología y el conocimiento, desempeñando un papel creativo e innovador en un entorno laboral flexible y colaborativo. En este contexto, surge el concepto de “trabajador del pensamiento”, que se refiere a aquella persona que utiliza su capacidad mental para generar, procesar, organizar y comunicar información de manera creativa, crítica e innovadora. Este concepto se articula de forma natural con la sociedad actual caracterizada por el uso intensivo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y la generación de valor a partir de la innovación y la creatividad.
El término “trabajador del pensamiento” está relacionado con el concepto de knowmad, que significa «nómada del conocimiento» y se refiere a alguien que es innovador, imaginativo, curioso y capaz de trabajar en cualquier lugar y con cualquier persona. Aunque no existe una fecha exacta de origen, se puede rastrear su uso desde finales del siglo XX y principios del XXI, cuando se empezó a hablar de la importancia de las competencias cognitivas, metacognitivas y socioemocionales para el desarrollo profesional y personal. Algunos autores que han contribuido a difundir y analizar este concepto son John Naisbitt, Daniel Pink, Howard Gardner, Ken Robinson, entre otros.
Al trabajador del pensamiento, se le considera un agente de cambio que busca soluciones a los problemas complejos y desafíos actuales de la sociedad, utilizando sus habilidades cognitivas, emocionales y sociales. Se encuentran diversos lugares y contextos, como la educación, la investigación, la ingeniería, el diseño, el periodismo, la medicina, el arte, la política, el emprendimiento, entre otros. Se apoyan de diversas herramientas y recursos que facilitan el acceso, el manejo y la creación de información y conocimiento, como las TIC, las fuentes de información confiables y actualizadas, las redes de colaboración y aprendizaje, la formación continua y la autoevaluación, entre otros.
Este nuevo tipo de trabajador se origina a través de un proceso de desarrollo cognitivo que tiene lugar en el lóbulo frontal del cerebro humano, que es la parte del encéfalo que se encarga de la toma de decisiones, la resolución de problemas, la planificación y la inteligencia.
La educación desempeña un papel fundamental en la promoción, gestión y creación de trabajadores del pensamiento, ya que es en los espacios educativos donde se desarrollan las competencias cognitivas, metacognitivas y socioemocionales que estos profesionales requieren. En estos espacios formativos, se debe fomentar el aprendizaje basado en el pensamiento, una metodología que incentiva la capacidad de los estudiantes para realizar un aprendizaje más consciente y profundo, cambiando la forma en que abordan la información recibida. Además, la educación debe cultivar la razonabilidad, que es la habilidad de resolver problemas, tomar decisiones y aprender nuevos conceptos de manera autocorrectiva y teniendo en cuenta los derechos e intereses de los demás.
Los trabajadores del pensamiento son el futuro de la sociedad del conocimiento. Su capacidad para crear valor a partir de la información y el conocimiento, adaptarse a una sociedad cambiante, incierta y compleja, y aprovechar las oportunidades de la tecnología y la inteligencia artificial les permite contribuir al desarrollo social, económico y ambiental. Están conscientes de la importancia de mantenerse actualizado en su campo de conocimiento y están dispuestos a aprender y adaptarse a los avances y cambios constantes que ocurren en su industria. Además, son capaces de colaborar y trabajar en equipo, ya que entienden que el intercambio de ideas y la diversidad de perspectivas son fundamentales para la generación de soluciones innovadoras.
Por ello, es necesario reconocer su importancia y apoyar su formación, ya que son los protagonistas de la transformación del mundo. La transformación que experimenta la sociedad actual y la organización laboral está redefiniendo las fronteras entre el trabajo, la educación y la vida. ¿Cuáles serán las implicaciones en el futuro para la estructura social y la economía, que serán más innovadora y resilientes?