viernes, noviembre 22, 2024

Presa Yuribia, la espada de Damocles sobre Coatzacoalcos

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Un caso emblemático de la irresponsabilidad, desidia, ignorancia e importamadrismo de las autoridades municipales y estatales es el de la presa Yuribia ubicada en el municipio de Tatahuicapan. Esa presa fue inaugurada por el presidente Miguel de la Madrid, en octubre de 1986 (en ese entonces Tatahuicapan era congregación de Mecayapan), es una más de las muchas obras construidas por el fructífero gobierno de Agustín Acosta Lagunes (1980-1986) y ésta en particular tuvo como finalidad suministrar agua a Coatzacoalcos y al corredor industrial de la región, aunque poco después sus aguas también llegaron a Minatitlán y Cosoleacaque. Esa presa se nutre de dos afluentes nacidos en la Sierra de Santa Martha, previamente a la construcción de la presa Yuribia se consiguió el consenso de pobladores y autoridades de los municipios serranos, a cambio el gobierno se comprometió a realizar obra pública y aplicar programas sociales en esa región. Originalmente en el Convenio se estableció que el uso del agua se revalidara cada dos años, también se acordó desviar el río Texizapan para conservar su caudal en beneficio de los ejidatarios, así como caminos para poder sacar la cosecha, la reforestación, tanque de agua, entre otras obras. A cambio, Coatzacoalcos aportaría 15 millones de pesos anuales por concepto de consumo de agua en la ciudad de Coatzacoalcos, Minatitlán y Cosoleacaque, el dinero se distribuirá en forma equitativa y por separado, el 50 por ciento para el Ejido y para Tatahuicapan. Debido a que el Convenio original solo se refería al suministro de agua para Coatzacoalcos y las autoridades de este municipio lo extendieron a Minatitlán y Cosoleacaque, las autoridades ejidales protestaron pidiendo a cambio el equivalente del porcentaje del consumo. Este asunto ha servido a las autoridades municipales y ejidales de la sierra para mantener vigente la amenaza de cerrar las válvulas de la referida Presa.

Fue uno de los problemas que enfrentó en los inicios de su gobierno Fidel Herrera, cuando en gira por la sierra el alcalde de Coatzacoalcos fue retenido por ejidatarios de Tatahuicapan en protesta por supuestos incumplimientos al Convenio de suministro de agua. Esta acción obligó al gobierno estatal a iniciar negociaciones con las autoridades municipales de Minatitlán y Cosoleacaque que acordaron otorgar ciertas concesiones a los inconformes. Pero ya yna vez aceptados los puntos del acuerdo, se anunció la llegada en helicóptero del secretario de Gobierno, Reynaldo Escobar, supuestamente para “reforzar” las negociaciones. No solo apoyó los acuerdos a que se habían llegado, además ofreció caminos, escuelas y muchos beneficios más para la Sierra de Soteapan, fue una viva manifestación de populismo que arrancó aplausos, pero lamentablemente estaba destinada a no ser cumplida. A partir de ese entonces la presa Yuribia ha sido un botín de vivales, pues cada vez que se les ocurre aplicar la extorsión amenazan con cerrar las válvulas e interrumpir el suministro de agua. Este asunto describe a plenitud la irresponsabilidad de los sucesivos alcaldes de Coatzacoalcos, Minatitlán y Cosoleacaque pues siguen atenidos a que el gobierno estatal soluciona las exigencias de las autoridades de la Sierra y no se han preocupado por buscar alternativas de suministro acuífero. En Coatzacoalcos cada vez que entra en crisis la falta de agua entubada acuden al expediente de los pozos profundos de manera indiscriminada porque carecen de un diagnóstico preciso acerca de la cantidad del agua acumulada en ellos. Ahora mismo Coatzacoalcos y la región enfrentan la crisis hídrica sin elementos alternativos para servir a la población, Yuribia se seca, ya no está en aptitud de ser fuente acuífera, obviamente, lo saben las autoridades municipales de Coatzacoalcos, Minatitlán y Cosoleacaque ¿tienen “plan B”? En apariencia, sí: esperar la temporada de ciclones.

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