* En 2023 este programa gastó en promedio más de un millón y medio por beneficiario, pero a los campesinos les dieron 72 mil pesos en el año
* El “Compromiso 23” de López Obrador que no se cumplió
Marco Antonio Aguirre Rodríguez
El programa Sembrando Vida nos ha salido caro a los mexicanos.
Supuestamente, bajo ese programa, en lo que va del sexenio, se han sembrado 1 mil 202 millones 959 mil 708 “plantas” en parcela.
O árboles, que es supuestamente lo que se iba a sembrar.
Y no hay constancia de que alguno de los árboles sembrados haya sobrevivido.
Ese programa nos ha costado a los mexicanos, desde su instrumentación hasta la actualidad, 140 mil 167 millones de pesos.
Es una cantidad igual al presupuesto del gobierno del estado de Veracruz, para el presente año.
Paradójicamente, este es un programa en el que mientras el presupuesto ha crecido sustancialmente, el número de beneficiarios disminuye cada año, en lugar de aumentar.
La Secretaría de Bienestar, en respuesta a una solicitud de acceso a la información, mencionó que en 2019, cuando comenzó el programa, se inscribieron a 244 mil 200 personas, en todo el país, pero en 2023 ya nada más estaban en la lista 22 mil 516.
Menos de un 10 por ciento del número original.
¿Qué pasó?, ¿qué provocó que el número de beneficiarios se redujese tan drásticamente?.
EN 2023 ESTE PROGRAMA GASTÓ EN PROMEDIO MÁS DE UN MILLÓN Y MEDIO POR BENEFICIARIO, PERO A LOS CAMPESINOS LES DIERON 72 MIL PESOS EN EL AÑO
En menos de 5 años la cantidad de los inscritos en este programa era menor al 10 por ciento de los que originalmente fueron anotados.
Pero, en contraparte, el presupuesto ejercido por la dependencia, la Secretaría de Bienestar, para éste programa, incrementó sustancialmente y pasó de 14 mil 648 millones 96 mil 381 pesos con 19 centavos, en 2019 a 38 mil 928 millones 625 mil 861 pesos para 2024.
Un aumento del 250 por ciento, mientras el número de beneficiarios se redujo a menos de un décimo de los anotados originalmente.
Con el aumento presupuestal tan sustancial la expectativa es que a cada uno de los beneficiarios les toque una cantidad fuerte de dinero.
Por ejemplo, en 2019 el promedio por beneficiario, de acuerdo con el presupuesto ejercido, fue de 59 mil 984 pesos.
Pero en 2023, la cifra fue de 1 millón 526 mil 581 pesos.
Pero ¿quién de los campesinos vio esa cantidad?.
Ninguno.
En otra solicitud de acceso a la información, se le pidió a la Secretaría de Bienestar definir el «Monto del apoyo individual entregado en el programa Sembrando Vida, en los años 2Ol9, 2O2O, 2021, 2022, 2023 y 2024”.
Ante ese requerimiento la institución contestó que de acuerdo con las Reglas de Operación del Programa, en los «»Apoyos económicos para fomentar ei bienestar de los sujetos agrarios». El sujeto de derecho, recibirá un apoyo económico de $5,OOO.OO (Cinco mil pesos)» por mes.
Esa cantidad prevaleció de 2019 a 2022.
Aumentaron el presupuesto, disminuyó el número de beneficiarios por año, pero no pudieron incrementar el monto del apoyo a cada uno de los “ sujetos de derecho”, como los denominan.
Así pues, de 2019 a 2022 lo máximo que podía recibir cada uno de los inscritos en ese programa fueron 60 mil pesos en el año.
Lo máximo, porque a la mayoría sólo les entregaron lo correspondiente a unos meses.
En 2023 aumentaron el monto a 6 mil pesos, con lo cual el máximo anual llegó a 72 mil pesos y para este año ya fue de 6 mil 250 pesos.
Si creció el presupuesto y disminuyó el número de beneficiarios, ¿qué pasó con todo ese dinero?, ¿a dónde fue a dar?
¿A la compra de plantas?.
Tal vez no, porque el costo de las plantas no llega a tanto.
Un ejemplo:
El programa Probosque, de la Secretaría del Campo, del gobierno del estado de México, que tiene “venta de semilla y planta”, establece sus precios por unidad entre 7 pesos, por una planta de Melina, una especie arborea, y 34 pesos, por un ejemplar de ahuehuete o de pino azul.
Pero ni siquiera han tenido que pagar por todos los árboles que reciben, porque el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, el 19 de julio de 2023 dijo que su gobierno había donado 4 millones de “semillas” de árboles para Sembrando Vida.
Entonces, ¿a dónde se fue el presupuesto?.
EL “COMPROMISO 23” DE LÓPEZ OBRADOR QUE NO SE CUMPLIÓ
El 1 de diciembre de 2018, después de tomar posesión de la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador presentó sus 100 compromisos de gobierno.
El número 23 de estos fue:
“Plantar, en los próximos dos años, un millón de hectáreas de árboles frutales y maderables y crear 400 mil empleos”
Ese día dijo:
“Ya comenzaron los preparativos para plantar en los próximos dos años árboles frutales y maderables en un millón de hectáreas, con el objetivo de producir alimentos, reforestar, mejorar el medio ambiente, crear 400 mil empleos y arraigar a la gente en sus comunidades de origen”.
El 1 de julio de 2019, cuando hizo una evaluación sobre el cumplimiento de sus compromisos, López Obrador lo dio por cumplido de esta forma:
“El programa Sembrando Vida se implementó en cerca de 400 comunidades y 4,000 ejidos distribuidos en 8 entidades. Se están sembrando 560,000 hectáreas, que es la meta para 2019”.
¿Cuántos árboles?. No dijo.
El 1 de septiembre de 2020, en su segunda evaluación le agregó:
“El programa Sembrando Vida entrega apoyos a cientos de miles de agricultores en 20 entidades de la república. Como consecuencia, se están sembrando más de un millón de hectáreas en este año”.
Y sí, el programa se redujo a sólo 20 estados del país.
A otros 12, ni por error les dieron una plantita.
Según la Secretaría de Bienestar, en su conteo de los casi 1 mil 203 millones de arboles plantados, el 53 por ciento corresponde a especies forestales, el 21 por ciento a especies frutales, según su respuesta a la solicitud de acceso a la información. Falta un 26 por ciento por definir que eran. Ese porcentaje pudieron haber sido arbustos o quién sabe que clase de plantas.
Chiapas es la entidad con la mayor cantidad de árboles o plantas sembrados en este programa, con 255 millones 868 mil 141, en los 5 años que van.
Con este número, debería de haber en Chiapas, en promedio 79 árboles nuevos por cada una de las 3 millones 241 mil 702 hectáreas que tiene, incluyendo zonas ocupadas por el hombre, selvas, carreteras y demás.
Pero no los hay.
Veracruz es el estado en el que se reporta el segundo mayor número de siembra de árboles, con 184 millones 631 mil 55.
Con esta cantidad, las áreas deforestadas en la entidad, deberían de ser casi nulas.
Pero no ocurre así.
De hecho, de los casi 1 mil 203 millones de árboles sembrados, supuestamente, la Secretaría de Bienestar no tiene ni idea de cuantos fueron plantados realmente y mucho menos cuantos sobrevivieron.
En la solicitud de acceso a la información se le pidió a la Secretaría de Bienestar definir la cantidad de árboles que sobrevivieron y que se hubiera constatado mediante una “auditoría de sobrevivencia a los mismos”, por estado, para poder conocer donde se había dado mejor o peor aprovechamiento al programa.
Pero esas auditorías de sobrevivencia no existen.
La Secretaría de Bienestar no sabe cuántos árboles quedan.
Su respuesta fue que “como único dato disponible” se tiene “la estimación” (estimación, no comprobación) “de la sobrevivencia a nivel nacional, la cual asciende a 8O%”.
¿Cómo hicieron esa estimación?.
Bien pudo haber sido al sofisticado estilo del “de tin marín, de do pingüe”.
¿Y porqué no hacen las auditorias de sobrevivencia de los árboles?.
Pues porque eso no está en sus obligaciones.
Se les olvidó, o no les importó, colocar la obligación de comprobar como iba la siembra de árboles y su sobrevivencia:
“Conforme al Acuerdo por el que se emiten las Reglas de Operación del Programa Sembrando Vida para el ejercicio fiscal 2O24, no se advierte la obligación de contar con la información solicitada”.
O sea, que no existe esa revisión de cuántos arboles sobreviven ni en que circunstancias.
Nada más fueron y entregaron el dinero y ya.
¿Lo habrán entregado?.
Al presentar este compromiso López Obrador dijo que se iban a “crear 400 mil empleos”.
Pero eso no ocurrió.
Eso de los empleos es algo que la Secretaría de Bienestar no tomó en cuenta.
La entidad que dirigió Javier May, quien ahora es candidato a gobernador de Tabasco, anota que “los sujetos de derecho reciben apoyos económicos o en especie, los cuales no son considerados como empleos por lo que no obtienen un salario, en consecuencia, no se contrata a ninguna persona como empleado, por lo tanto, la respuesta es cero. Lo anterior se con apoyo del CRITERIO CERO l8/13”.
¿Y REALMENTE HUBO ALGÚN IMPACTO AMBIENTAL POSITIVO?
No existe, absolutamente nada que diga que hubo beneficios ambientales con este programa.
Por el contrario hay estimaciones que sugieren que el programa pudo hasta tener un impacto adverso en materia ambiental.
Entre los indicadores del programa no figuran indicadores ambientales.
El Instituto de Recursos Mundiales México (WRI México, por sus siglas en inglés) trató de que se implantaran los mismos, que se pudiera medir el impacto ambiental de Sembrando Vida
Javier Warman, director de Bosques en WRI México, mencionó que la organización terminó monitoreando por su cuenta el impacto de Sembrando Vida con uno de los indicadores ambientales propuestos originalmente a la Secretaría del Bienestar.
Como resultado, el instituto estimó que en 2019 hubo una posible pérdida de 72 mil 830 hectáreas de cobertura forestal en los ocho municipios donde se implementó Sembrando Vida, por el establecimiento inicial de parcelas del programa. Las pérdidas asignadas a Sembrando Vida representan el 92 por ciento de un total de 79 mil 61 hectáreas perdidas “en exceso” durante ese año en dichos municipios.
Se habla de “exceso” porque la pérdida forestal es mayor a la registrada en los cinco años previos. “Una cosa que creemos es que esto pudo haber sido evitado porque México, a nivel general, tiene alrededor de seis millones de hectáreas de tierras degradadas donde perfectamente se pudo haber hecho esto con el fin de restablecer tierras degradadas”, dice el investigador.
Javier Warman informó que el programa puede tener un potencial de captura importante, pero serían necesarios al menos ocho años para lograr restablecer lo perdido.
Pero también pudo tener un impacto negativo, porque, por ejemplo, “un millón de hectáreas sembradas con un sistema agroforestal sí pueden tener una absorción, pero si esas hectáreas antes eran selva (algo que se desconoce), la absorción o la captura de carbono que hubiese tenido antes pues es infinitamente mayor”.
Javier Warman sostuvo que “la idea del programa en general es muy buena. Si no hubiese sido implementado con tanta prisa y hubiésemos podido verlo con una base territorial, sabiendo que la implementación fuese sobre tierra degradada, creo que hubiese sido muy exitoso”
Pero todo esto poco importa.
A los actuales místicos lo que les interesa es el reparto de dinero.
Hacia adentro y hacia afuera.
El bienestar de los terrenales, no entra en sus cálculos.