Durante los años de la guerra fría en México, en el gobierno fermentaba fuerte preocupación por detectar infiltraciones comunistas, para combatirla se equipó con un numeroso grupo de “informadores políticos” ubicándolos en todos los órdenes de la vida política, sindical, estudiantil, empresarial, clerical, etc., para nutrir los archivos de la Federal de Seguridad cuyo grueso fichero político incluía información de opositores, artistas, intelectuales etc., una práctica continuada hasta el presente porque de ser necesario se acude a ese archivo de acervo histórico, como es el caso de María Amparo Casar cuya posición crítica al gobierno puso sobre ella los reflectores y se exhibió indebidamente su expediente de índole personal. La referencia viene a cuento porque con la cercanía de la jornada electoral, ya 26 días y descontando, se avizoran indicios de que la confrontación política pudiera escalar y salirse del cauce dando lugar a la represión política, y así calificó este domingo el Secretario de la Conferencia del Episcopado Mexicano, obispo de Cuernavaca, Ramon Castro, a la difusión relativa al caso del obispo emérito de Chilpancingo cuya eventual desaparición y localización en un hospital “… ha sido tomada como un instrumento político. Miles de bots, de personas interesadas en dañar la autoridad moral de la Iglesia, que por gracia de Dios ha retomado fuerza… Es una fábrica de bots de ‘ya saben quién’”. Esta alusión directa a AMLO aporta claros indicios de una creciente confrontación entre gobierno y los factores de poder con posiciones discrepantes.
Lo constatamos también en Veracruz donde el candidato al senado en la primera formula, Miguel Ángel Yunes Márquez, denuncia amenazas y persecución política en su contra y de 8 candidatos de la Coalición Fuerza y Corazón por Veracruz, atribuye al gobierno estatal la intención de detener a actores políticos de la oposición para evitar su participación electoral. En realidad, en lo federal como en la entidad veracruzana no es poco lo que está en juego en esta elección, pues nunca como ahora el planteamiento principal radica no solo en un cambio de persona al frente de un gobierno sino la decisión de votar por proyectos diametralmente diferentes: que Morena siga en el gobierno estatal privilegiando los criterios presidenciales en demerito de los intereses de la entidad, o que sea un gobierno estatal prioritariamente atento a las necesidades del veracruzano sin la indigna sumisión a los dictados presidenciales. No que Veracruz se maneje al margen de los intereses nacionales, porque forma parte de la federación mexicana, sino como parte del cuerpo federal actuando en sinergia con el gobierno federal en todo cuanto atañe al interés de la nación. Esa es la disyuntiva del próximo 2 de junio y la clave para la mejor decisión consiste en enterarse de lo que está sucediendo en el país y en Veracruz.