jueves, noviembre 21, 2024

Un escenario predecible ¿a quién obedecerá el Congreso legislativo federal?

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La inopinada e inoportuna declaración del diputado Ignacio Mier con la cual se refiere a la posible discusión y aprobación de las iniciativas del presidente en septiembre próximo volvió a cimbrar a los inversores nacionales y extranjeros, con el consecuente impacto en la Bolsa de Valores y la eventual depreciación del peso, colateralmente repercutió en el equipo de la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum, ocupada ya en calmar el nerviosismo imperante en los mercados. Se dificulta inferir que Mier haya declarado lo antes dicho solo por figurar en los medios y por su condición de coordinador de los diputados de Morena es posible deducir que obedeció a consigna proveniente de una instancia de poder superior. Si esto último se corresponde con la realidad entonces es factible señalar que la confrontación entre quien llega y quien ya se va se está adelantando. Los mercados se perciben vulnerables porque durante el actual gobierno prevaleció un acentuado atropello al Estado de Derecho y no encontrarán calma hasta en tanto haya garantías sobre el respeto hacia los acuerdos, los convenios, los contratos y por supuesto al orden constitucional vigente.

Claudia Sheinbaum obtuvo el respaldo ciudadano reflejado en 36 millones de votos a su favor, con ese sólido aval adquirió la responsabilidad histórica de gobernar México, un paquete de suyo muy pesado con el agravante de un posible contrapeso representado por el prurito transexenal de quien ahora gobierna al país, y si esto se concreta en la realidad ¿habrá mando dividido? Hasta ahora, y más aún durante la campaña, la candidata electa ha seguido al pie de la letra el guion presidencial, debemos aguardar a cuando se cruce la banda presidencial para conocer si presentará otra faceta de su personalidad y si al ejercer el cargo más importante de este país le infunde el ánimo de caminar por sí sola hacia su destino histórico. Relativo a esta especulación hay quienes aseguran que Claudia Sheinbaum no es Lázaro Cárdenas, solo olvidan que a don Lázaro ya lo juzgó la historia como presidente pero no se habla de su condición de candidato a la presidencia, para confirmar analogías debemos aguardar a que la señora Sheinbaum porte la banda presidencial cuando se encamine a sentarse en la Silla del Águila bajo cuyo influjo el más chimuelo masca plomo. El futuro inmediato está muy cerca ¿para qué adivinar lo que pudiera ocurrir en ese trance?

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