Entre las muchas y muy variadas deficiencias señaladas a la gestión publica estatal está la de no haber podido, o querido, evitar el robo en despoblado que públicamente han venido ejecutando ciertas compañías de grúas en algunas ciudades veracruzanas, Xalapa entre ellas; las calles y avenidas citadinas conforman la enorme e inagotable veta de sus exacciones, las víctimas son los conductores de los miles de vehículos que circulan como enorme enjambre, gran venero de dinero extraído del sacrificado bolsillo de la ciudadanía veracruzana. Y el gobierno ¿qué ha hecho para detener ese atraco? Nada. Peor, contribuye de manera eficiente para llevarlo a cabo pues comisiona en cada grúa a un agente de tránsito para oficializar la rapiña. Ya en el ocaso de la responsabilidad para la que fue electo en 2018 Cuitláhuac García confiesa estar enterado de lo que ocurre y se lamenta por la actuación de las empresas de grúas. Lo sabe desde hace años y sin embargo fue omiso ante los quejumbrosos reclamos de la ciudadanía.
Cuitláhuac García adelantó para el 18 de agosto su sexto informe de rendición de cuentas, esa pudiera ser una señal de su incorporación a un tercer nivel del equipo de Claudia Sheinbaum en el gobierno federal, de confirmarse esa versión tendremos gobernador sustituto, el segundo en este siglo, que entrará a consumir los días restantes del periodo de gobierno 2018-2024. O sea, Cuitláhuac García ya no hará nada para detener la arrolladora faena de las grúas en Veracruz, para justificarse atribuye la culpa al Congreso local por no haber aprobado su iniciativa de ley con propuesta de Reglamento para regular el servicio de grúas: “la metí hace meses, la puse en el Congreso, nada más que se retardaron y la retiré…”, pero que la volverá a presentar “con tres correcciones”. Cuando en México un presidente de la república o un gobernador cuanta con la mayoría en el Congreso a su favor sus promociones legislativas se aprueban ipso facto “sin cambiarle ni una coma” Existe constancia histórica de que todo lo que mandó el gobernador al Congreso fue aprobado “en tiempo y forma” ¿por qué en el caso del referido Reglamento no avanzó el proceso legislativo? Variadas son las respuestas, citamos solo dos: o solo fue un simulacro, o el gobernador ya no controla a su Congreso. Pero esto último está en duda, es muy cuestionable, pero si resultara cierto, entonces ya no tendría ningún caso presentar otra iniciativa, salvo que efectivamente se quieran dar por concluido los términos que dieron lugar al libertinaje con el que han venido actuando los propietarios de las Grúas.