martes, noviembre 5, 2024

Cárdenas y Calles

Sin tacto

Por Sergio González Levet

Plutarco Elías Calles fue Presidente de México de 1924 a 1928, aunque gobernó casi en pareja con el general Álvaro Obregón, quien le había entregado la Presidencia de la República después de haber culminado su periodo. Dicen las malas lenguas y los buenos historiadores que Obregón y Calles habían pactado que se pasaría uno a otro la primera silla, y por eso en 1928 el Congreso de la Unión modificó la Carta Magna y permitió la reelección, con lo que don Álvaro se convirtió en el candidato oficial, que ganó las elecciones con el apoyo del gobierno callista.

     Todo indicaba que la diarquía -como le llamaban al poder compartido de Obregón y Calles- se iba a consolidar, pero el 17 de julio de 1928 el presidente electo fue asesinado en el restaurante La Bombilla de la Ciudad de México por José de León Toral, un fanático católico. La muerte de su sucesor le resultó muy conveniente a Calles, quien se alzó como el Jefe Máximo de la Revolución, fundó el Partido Nacional Revolucionario y nombró a tres presidentes que seguían sus indicaciones a la letra: Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio, Abelardo L. Rodríguez.

     En 1934, Calles tomó dos decisiones importantes: hizo crecer a seis años el siguiente periodo presidencial y nominó como candidato al general michoacano Lázaro Cárdenas del Río, uno de los oficiales más jóvenes y más leales de su Estado Mayor, quien había obtenido el máximo grado militar a los 25 años y llegaría a la presidencia a los 39.

     Pero Lázaro mostró su carácter férreo y la voluntad de asumir el poder que le había dado el pueblo mediante las votaciones. No obstante que Plutarco Elías Calles le había impuesto a la mayor parte de los miembros de su gabinete, poco a poco Cárdenas fue asumiendo el control del ejército y el mando político del país. Dos años duró la pugna entre en Presidente y el Jefe Máximo, hasta que, dejemos que lo cuente la Wikipedia:

     “La noche del 9 de abril de 1936, veinte militares y ocho policías armados entraron en la hacienda de Santa Bárbara, residencia de Calles. Mientras se encontraba reposando en su cama leyendo Mi Lucha, el libro de Adolf Hitler, le comunicaron que Cárdenas le ordenaba prepararse para salir del país a las siete de la mañana. Así, el 10 de abril fue conducido al Puerto Central Aéreo, donde en compañía de otros activos callistas, Luis L. León, Luis N. Morones y Melchor Ortega Camarena, abordó un aeroplano que lo llevó al exilio en Estados Unidos.”

     De esa manera, Lázaro Cárdenas tomó el poder por encima del caudillo que lo había llevado a la Presidencia, y de esa manera se convirtió en uno de los principales personajes de la historia de la nación; él, que estaba llamado a ser un hombre de paja del Turco Calles.

     Siempre es bueno conocer la historia, para ver si se repite…

sglevet@gmail.com

otros columnistas

La concordancia humana

Las pensiones y el infierno

La Ley Orgánica del Rector

Gil Rullán y Carbonell

17 de octubre de 1953

El ladrón y el político

Ficticio L. de Guevara

El socavón de Naolinco