martes, diciembre 24, 2024

Crisis de fin de gobierno, mal endémico mexicano

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Para algunos los 40 días restantes del gobierno encabezado por López Obrador transcurren con pesada lentitud, pero para quienes impulsan las reformas constitucionales iniciadas por el presidente de la república y para este mismo pecan de ser muy ligeros; aunque en la memoria de otros, al margen de una y otra percepción, lo que actualmente acontece parece ser una reedición de lo ocurrido en 1976 cuando Echeverría terminaba su gobierno y en 1982, cuando López Portillo concluía su gestión de gobierno. Diferentes circunstancias, diferentes actores políticos pero semejante ambiente de discordia y confrontación política. La fiebre privatizadora de tierras en el Valle del Yaqui promovida por Echeverría a causa de su populismo provocó una fuerte reacción del empresariado mexicano, rural, comercial e industrial en protesta por la agresión a la propiedad privada en nombre de una supuesta reivindicación de los derechos agrarios del campesinado mexicano,  la cereza del pastel la puso Echeverría cuando en su último Informe de gobierno, el 1 de septiembre de 1976 (la tarde del 31 de agosto corrió la noticia), anunció la devaluación del peso mexicano de 12.50 a 22 pesos por dólar e inusitadamente los diputados ¡brindaron atronadores aplausos! a su Tlatoani sexenal. Acaso por travesura de los hados políticos, seis años después, ya para finalizar su gobierno, el 1 de septiembre de 1982, el presidente López Portillo, en su último informe anunció la nacionalización de la banca, en un intento por contener la fuga de divisas en medio de una crisis económica y financiera de consecuencias bastante nocivas para la economía nacional. Si queremos extender esa sintonía de fin de sexenio mexicano podemos citar el de 1994, cuando apegándose al axiomático refrán de “presidente que devalúa, se devalúa”, Salinas de Gortari no devaluó la moneda mexicana dejándole a su sucesor, Ernesto Zedillo, una bomba de tiempo conocida como “los errores de diciembre”. Y en esas andamos justamente ahora que López Obrador concluye su gestión, en medio de una crisis política generada por su temeraria iniciativa de reformar el Poder Judicial sin medir las graves consecuencias que originaría, pese a protesta de los trabajadores de ese Poder y a los avisos de la banca internacional y del empresariado nacional y foráneo para no “subestimar” el demoledor efecto en las finanzas del país.

En cuanto al interior del México profundo el ambiente político y social no proyecta escenarios optimistas para la presidente electa, que de inmediato tendrá la tarea de serenar la enconada polarización que invade el ambiente nacional. En Nuevo León y en Sinaloa tiene dos focos políticos que requieren de inmediata atención, pues a Samuel García el Congreso local le colocó una espada de Damocles configurada en la amenaza de formularle un juicio político que pudiera privarlo de la gubernatura; y en Sinaloa, al gobernador Rubén Rocha Moya ya le empiezan a velar a causa de supuestos nexos con agentes de la delincuencia organizada. La experiencia histórica enseña que en tiempos de crisis política o económica un gobierno entrante tiende a dar un giro de timón brusco para empezar a “dar color”, Miguel de la Madrid entró al gobierno en grave crisis económica y para demostrar con hechos su “renovación moral” desaforó como senador al exdirector de PEMEX, Jorge Díaz Serrano, acusado de haber comprado dos buques petroleros a sobreprecio y lo mantuvo encarcelado en el Reclusorio Sur todo el sexenio. Por su parte, Salinas de Gortari apenas en su segundo mes de gobierno, en enero de 1989 encarceló al todopoderoso líder de los trabajadores de Pemex, la gran noticia que entretuvo al caldeado ambiente político generado por la discutida elección del ¨88 se reactivó cuando el 22 de abril una “rebelión” magisterial sacó del liderazgo nacional del SNTE a su sempiterno líder Carlos Jonguitud Barrios. He aquí algunos datos que ilustran golpes de timón de gobiernos nacidos en medio de crisis políticas o económicas ¿habrá giro de timón con Claudia Sheinbaum? Para qué adivinar lo que pudiera estar a la vuelta del calendario.

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