Sin tacto
Por Sergio González Levet
“Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida”. Jorge Manrique, el gran poeta español del siglo XV, nos recuerda con sus coplas inmortales a la muerte de su padre que la vida es una barca en la que recorremos sin cesar los ríos de la existencia.
Varios compañeros nos pusimos a hacer la cuenta y nos dimos lo mismo de que sin querer y sin que importara mucho llegamos a los diez años de existencia del Grupo de los Diez; una década en la que han pasado muchas cosas en el país y en el estado; cosas que nunca imaginábamos que podían suceder, como un Gobernador que no terminó su sexenio pero sí acabó en la cárcel, o que Miguel Ángel Yunes Linares derrotara como lo hizo al aparato priista y culminara su sueño de llegar a la silla mayor de Veracruz aunque fuera por dos años, o que un desconocido -y desconocedor- llegara a la gubernatura… y tantas cosas más que nos llenaron la vida de sucesos que acabaron con nuestra capacidad de asombro y con nuestra sorpresa de ciudadanos del mejor estado del país y del mundo.
Hacemos un corte de caja de estos diez años y nos damos cuenta de que hemos logrado persistir como grupo gracias precisamente a que hemos carecido de lo que une a ciertas asociaciones de periodistas y a muchas invenciones de seudo periodistas.
Precisamente, el Grupo de los Diez no es una asociación que tenga estatutos, cargos, normas internas, cuotas. Hemos sido simplemente una reunión de amigos que nos juntamos cada que se puede con funcionarios o con hombres públicos o con protagonistas del hecho social para platicar con ellos y hacer lo que es la razón primigenia de nuestro oficio: preguntar.
De todas esas preguntas que hemos formulado con la más absoluta libertad, porque sabemos que la tenemos ganada, han salido innumerables notas, informaciones, comentarios, revelaciones que han nutrido nuestras plumas y que han alegrado nuestra profesión.
Inicialmente, el G-10 fue un grupo local xalapeño, pero de alguna manera extendimos nuestras fronteras cuando se integraron compañeros del Puerto de Veracruz: Esaú Valencia, Raúl Olivares, Guadalupe H. Mar, y finalmente nos volvimos internacionales -como la Sonora Santanera- cuando gustosamente entraron a formar parte Raúl Peimbert desde Houston, Sonia García desde Barcelona y Camilo González de León desde los Países Bajos.
Y logramos también cortar el Club de Tobi cuando llegaron por sus propios méritos compañeras como la mencionada Lupita Mar, Viridiana Bretón Feito, Eleaney Sesma y Noemí Valdés.
En diez años perdimos a cinco compañeros queridos: Gabriel Arellano, Alfredo Espinosa, Álvaro Belín, Miguel López Azuara y Rodolfo Soler.
En todo ese tiempo hemos sostenido más de 500 reuniones con personajes que se han atrevido a ponerse frente a una batería de experimentados reporteros que disparan a mansalva sus cuestionamientos, pero que también entienden que la función pública muchas veces es ingrata y siempre es una gran alcahueta para los espíritus débiles.
Ahora, los Diez somos 30. No caben en este espacio todos los nombres, pero sabemos que permaneceremos unidos por la amistad y por la inmensa vocación compartida que nos ha hecho lo que somos.