HOY:

Transfuguismo político, pero no somos iguales

En la década finisecular (última del siglo XX) en nuestro país surgió un fenómeno político conocido entonces como “transfuguismo”, que consistía en el traslado de un militante priista hacia otras siglas partidistas, particularmente con dirección al PRD y en menor numero al PAN; se trataba de actores políticos priistas, insatisfechos porque su partido no les concedía la postulación a un  cargo de elección popular, y sintiéndose con convocatoria ciudadana emigraron otras siglas donde encontraron...
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El ansiado milagro…

Hay un segmento importante de la población mexicana que espera que la fundación de la dictadura y el secuestro del poder público asociados al proyecto mesiánico llamado "Cuarta Transformación" sean revertidos desde el exterior, específicamente por Gobierno de los Estados Unidos. Ante el desinterés, desconocimiento e incluso conformidad de la mayoría de la gente, frente al eficaz desmantelamiento del sistema republicano y la cooptación de quienes hubiesen enfrentado los abusos y las acciones retrógradas (milicia, élite económica, consorcios de comunicación), dado el descrédito, la pudrición y sumisión de las supuestas...

Esos sí son toritos y no fregaderas  

Desde el Café

Bernardo Gutiérrez Parra

Toda mi vida he sido pésimo para las matemáticas, es algo que definitivamente no va conmigo. En la secundaria tuve un maestro al que le encantaba ponernos “toritos”, que no eran otra cosa que preguntas capciosas sobre problemas matemáticos que se resolvían con un poco sentido común. Pero como carezco de sentido común, pues…

Un ejemplo de aquellos toritos que seguramente resolverás sin problema lector, porque a leguas se ve que eres bien fregón en matemáticas era: ¿cuánto es la mitad de seis más seis?

Cuando el profe advertía que por más que nos devanábamos los sesos no dábamos con el resultado, se compadecía de nuestra ignorancia explicando la respuesta en el pizarrón y nos decía: “Por mucho que se distorsione cualquier cifra o cantidad, el resultado de una suma, división, multiplicación o resta siempre será el mismo. Ejemplo: cinco más cinco siempre serán igual a diez”.

Pero eso fue lustros antes de que llegara la 4T a nuestras vidas.

En la actualidad, hasta el más ducho matemático se confundirá al ver cómo se manejan desde Palacio Nacional los guarismos sobre las muertes violentas. Y es que mientras más asesinatos hay, más baja la incidencia delictiva. Esto según las matemáticas de Rosa Icela Rodríguez y Andrés Manuel López Obrador, que nunca han tenido el decoro de explicarle a la raza de bronce cómo es que los números de una suma den como resultado los de una resta.

“Sí, en efecto, las muertes violentas aumentaron este mes, pero son infinitamente menores a las perpetradas en la guerra de Vietnam”, es más o menos la respuesta.

Minimizar los homicidios, hacer comparativos de dudosa veracidad y festejar hasta la nausea las raras ocasiones en que el índice delictivo baja un 3 o 4 por ciento en relación al mes o al semestre anterior, ha sido la constante de este gobierno.  

En 2023 se registraron 31 mil 62 asesinatos lo que representó un promedio de 85 homicidios diarios. Sin embargo, ambos personajes echaron las campanas al vuelo porque la cifra fue menor a la del 2022 cuando se registraron 33 mil 287 homicidios o 91 cada 24 horas.  Es decir, los hizo felices que el año anterior se registraran seis asesinatos menos cada día.

De acuerdo con el INEGI, hasta ayer se llevaban contabilizados más de 194 mil asesinatos dolosos en lo que va del sexenio, lo que lo convierte en el más violento de la historia.  Pero la óptica en Palacio Nacional es otra.

“Vamos bien a pesar de lo que digan los conservadores” dice el presidente. “La incidencia delictiva sigue a la baja” dice Rosa Icela. Y el colmó: “Ya no hay masacres en el país” ha repetido una y otra vez el tabasqueño, a pesar de que la organización Causa en Común contabilizó 2 mil 130 masacres entre el 1 de enero del 2020 y el 16 de diciembre del 2023 (y faltan las de este año).

¿Entonces?

Por mucho que cacareen lo contrario, los asesinatos dolosos se han disparado más que en sexenios anteriores; hay más masacres, feminicidios, secuestros y desapariciones que en sexenios anteriores; la percepción de inseguridad es más alta que en sexenios anteriores y casi la mitad del territorio nacional está en manos de la delincuencia.

¿Entonces?

López Obrador dice que se va dejando un país feliz, feliz, feliz, con más empleo y menos pobreza; con un aeropuerto y un tren que son los mejores del mundo, con un sistema de Salud que nos envidian en Dinamarca, con una súperfarmacia que acabó con el desabasto de medicamentos y con una refinería que uta… no hombre… qué bruto… qué bárbara está la refinería.

Pero ha sido especialmente machacón al manifestar que se va dejando un país menos podrido y más seguro. “Porque ya no hay corrupción y han disminuido los hechos violentos. Ahí están los números”.

Y en efecto, ahí están los números; unas sumas que restan, unas multiplicaciones que dividen  y que deben tener hecho un camote a mi maestro en su tumba. Porque para toritos los del señor presidente y su secretaria de Seguridad; esas sí son matemáticas mayores y no fregaderas.

PD.

Por si alguno de mis dos lectores está trabado con el torito de esta columneja, la respuesta es 9 y va la explicación. La mitad de 6 es 3, más 6 es igual a 9. De nada.

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