Política Cero
Jairo Calixto Albarrán
Ya hasta creo que con tal de mantenerlos ocupados, arrancarles la modorra y mitigar su depre, Claudia Sheinbaum invitó a Vladimir Putin a su toma de posesión. Nada más para ver la cara que están haciendo los opositores, tirados en el suelo bailando break dance y advirtiendo como Nostradamus que México se va a convertir al comunismo, que los rusos van a tomar el poder desembarcando en Xochimilco y que dejaremos de ser cuate para volvernos tovarisch.
Bueno, hasta se les olvidó Maduro, ese gran dictador emisario de Belcebú y Satanás. Quizá también porque el gobierno yanqui anunció que iba a esperar a los resultados y al examen preciso de las actas electorales para decidir si sí o si no aceptarían el triunfo del venezolano. Algo que conmovió a la derechairiza que le creyeron a Edmundo González cuando se autonombró presidente y que exigía al ejército que tomara el poder en el mejor estilo del Guaidó original. María Corina ya quería gobernar mientras esperaba el nuevo desembarco en Bahía de Cochinos pero en Caracas. Lamentablemente los gringos jugaron con sus sentimientos, tal vez porque el tío Sam checó las supuestas actas que estuvieron mostrando los antimaduros y vieron que aquello era más dudoso que las encuestas de Massive Caller.
En ese mismo tenor anda la malograda excandidata del huipil que ve a la sobrerrepresentación como si fuera Maduro, aunque esté basada claramente en la Constitución. La Tremenda Corte y el PRIANChu no quisieron negociar y ahora andan como Shanik Berman fuera de la Casa de los Famosos. Ni los niños con cáncer creados con IA, les salieron bien.
Chumelizados como están, decían que el AIFA nació muerto, que Dos Bocas jamás produciría gasolina o que el Tren Maya exterminaría a los tiranosaurios que pastaban alegremente y también se les apestó.
Ya en el delirio, los derechairos le echaron la culpa a López Obrador del efecto Godzilla de Japón que movió las estructuras financieras del mundo. No tuvieron nada que ver que los plutócratas jugaran a hacerse todavía más plutócratas manipulando las economías. Y en vez de celebrar que el peso mexicano está aguantando vara, esperan con ansia que venga el apocalipshit.
Me dicen que Krauze y sus amigos están apostados en sitios estratégicos como Barranca del Muerto, la Vía López Portillo y la Roqueta para impedir que la soldadesca de Putin convierta a los mexicanos en camaradas con chapka y bailando el catachó. Neta, no se rían.
Cría Guaidós y te contagiarán los piojos.