Sin tacto
Por Sergio González Levet
Desde que era candidato en 2018 y después que tomó posesión como Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador anduvo prometiendo a diestra y siniestra que el Gobierno de México ofrecería Internet de banda ancha gratuito, rápido y accesible para todos los habitantes de este país.
La promesa se repitió durante seis años, y nunca se cumplió. Como es su costumbre, en cada uno de los muchos informes que dio al pueblo bueno y honrado siempre renovó ese ofrecimiento, que se quedó también en otro de los muchos buenos deseos incumplidos por la Cuarta Transformación.
Primero, el Patriarca de Morena dijo que le encargaría a la Comisión Federal de Electricidad aprovechara su infraestructura de transmisión de energía instalada en todos los rincones del país. Iba a ser un plus que ofrecería la 4T a través de la CFE, una vez que la industria eléctrica estuviera debidamente nacionalizada, como lo cacareó mentirosamente con la compra de 13 centrales anacrónicas a la compañía privada española Iberdrola, por 6,200 millones de dólares. Los ibéricos hicieron el negocio de su vida, y con lo ganado se fueron a poner plantas nuevas, no contaminantes, a Brasil.
Y en México, AMLO se quedó con las viejitas, que no sirvieron para aumentar la capacidad de producción del país y resultaron otro de los pésimos negocios de este sexenio; pésimos negocios que sin embargo hicieron ricos a varios personajes cercanos al poder presidencial, según rezan los rumores.
Bueno, pues el Mesías tropical seguramente nunca pensó en cumplir esa promesa que tanto bien hubiera hecho al bolsillo de los mexicanos. Y no lo hizo porque hubiera afectado una de las empresas más gananciosas de su querido amigo Carlos Slim, que cada mes se embolsa muchos cientos de millones de pesos por el servicio de Infinitum.
Para no ser menos, el próximo Gobierno y la próxima Presidenta están prometiendo que sí lograrán la meta del Internet gratuito y universal en México, y hasta Claudia Sheinbaum ha dado detalles de que con ayuda de científicos del Instituto Politécnico Nacional pondrá en órbita en 2026 un satélite mexicano que resolverá el problema.
Pero no es así.
El servicio de Internet se resuelve sobre todo por medio de cables de fibra óptica y de antenas difusoras colocadas estratégicamente. Eso ha hecho, por ejemplo, la empresa mexicana Sitwifi, del ingeniero René González Sánchez, que asociada ni más ni menos que con Google ofrece servicios de Internet gratuito en todos los aeropuertos del país, en la mayoría de las centrales de autobuses, en muchas escuelas y universidades, y en lugares de alta concentración de usuarios, como la zona sur de la Ciudad de México.
No habrá Internet gratuito en México mientras Carlos Slim, un socio muy oportuno de la Cuarta Transformación, siga haciendo su magnífico negocio con el dudoso servicio de Infinitum.
He ahí otra promesa que nunca será cumplida.