El órgano electoral local (OPLE) asignó a Morena nueve curules por la vía de la representación proporcional, que sumados a los obtenidos por el principio de mayoría relativa le otorgan la condición de partido mayoritario en el Congreso local con 30 diputados, muy por encima del PAN, cuya cosecha de votos apenas le alcanzó para cuatro legisladores de representación proporcional, aunque por encima del PRI el otrora partido invencible que a duras penas consiguió dos diputados plurinominales, al igual que el partido satélite Verde Ecologista de México (PVEM) y de Movimiento Ciudadano (MC), al Partido del Trabajo (PT) le toco uno. En la suma total el PVEM contará con seis legisladores, el PAN y el PT con cinco cada uno. El PRI se hace cada vez más chiquito por pírrica votación obtenida en los últimos comicios, en claro contraste con un pasado pletórico de triunfos electorales, acompañado con vítores en sinfónica armonía con matracas y batucadas, un nostálgico pasado revestido de triunfos que, como las golondrinas de Bécquer, quizás no volverán porque perdió la condición de hegemónico y en su lugar se ha instalado MORENA.
Así conformado el contexto político veracruzano la gobernadora electa Rocío Nahle y sus colaboradores encargados de la gobernanza podrán optar por la revancha o aprovecharán la oportunidad de refrescar el ambiente político veracruzano profundamente resquebrajado a causa de una conducción política desaseada implementada durante el gobierno cuyas funciones concluyen el próximo 30 de noviembre. En la coyuntura actual la transición debe ser tersa porque la oposición política se encuentra disminuida y atolondrada y no es posible advertir señales de una cercana reactivación. No obstante, una oposición política por pírrica que sea no debe abandonar su posición razonablemente aguerrida crítica y demostrar calidad en sus posicionamientos, porque la condición de partido hegemónico que ahora ostenta MORENA no equivale a patente de corso ni convalida un ejercicio de poder al margen de los cánones establecidos por la normatividad vigente. Si el PRI tiene capacidad para reverdecer laureles se comprobará en los hechos, si el PAN está capacitado para encabezar una lucha opositora competitiva lo deberá demostrar en los comicios municipales de 2025, si Movimiento Ciudadano está en condiciones de convertirse en la alternativa opositora de mayor calado tendrá que demostrarlo electoralmente. Nada es para siempre, porque al igual que el PRI se mantuvo por décadas en el ejercicio del poder político, la calidad hegemónica adquirida ahora por MORENA no implica necesariamente una reedición de aquella prolongada era priista, las circunstancias que ahora prevalecen son muy diferentes a las que dieron cabida al reinado priista. El PRI, el PAN y el PRD desde sus respectivas trincheras y actitudes acondicionaron al México de hoy y dieron cabida al surgimiento de MORENA, así es la dinámica sociopolítica, pero nada es para siempre.