En estos días siempre es importante detener un poco el paso y pensar el significado de lo que celebramos. En lo personal me parecen días muy importantes, después de todo, celebrar la esperanza y el nacimiento de Dios no es poca cosa. Voy por partes para no complicarnos en el tema.
En el solsticio de invierno es justamente la noche más larga del año, a partir de este día cada noche tiene menor duración hasta el solsticio de verano, es por esto que desde tiempos muy antiguos muchas culturas celebraban la victoria de la luz sobre la oscuridad el 25 de diciembre, para los romanos, por ejemplo, era el día de Sol invictus.
A mi en lo personal me gusta la idea de celebrar el nacimiento del Niño Dios el 25 de diciembre, me parece realmente la historia más bella que la cultura occidental ha contado jamás. Claro, es pertinente decir que lo menos importante de la historia es que esta sea cierta, es el relato lo que debemos atender, recordando que son estas historias la forma que como cultura hemos intentado describir lo Sagrado y nuestra idea de lo Divino.
Nace un pequeño niño en una tierra convulsionada desde entonces, no se trata de un nacimiento en un palacio con los lujos de un príncipe, por el contrario, el niño nace en un pesebre, en la mayor sencillez posible, su Madre, una muy joven mujer y su padre un carpintero humilde, sin embargo el niño es el Hijo de Dios que no necesita de lujos y riquezas para serlo.
Lo que representa el nacimiento de ese pequeño niño es la esperanza de la humanidad, es la victoria del bien sobre el mal, es la idea de la luz venciendo la oscuridad. Como les decía, detenernos un poco para reflexionar sobre nuestra familia, el amor a nuestros padres e hijos, la esperanza renacida nuevamente.
Claro que Jesús no es el único Dios que nació el 25 de diciembre, por lo menos una docena de dioses antiguos de diversas tradiciones como Hermes, Krishna, Horus, Heracles, Adonis, Zoroastro, Mithra nacieron este día, y en estas tierras se celebraba la llegada de Huitzilopochtli y los incas el renacimiento del dios Inti.
No es que los dioses decidan que nacen un 25 de diciembre, es en todo caso que nosotros como seres humanos requerimos del concepto de la esperanza y del amor nazca en nuestros corazones y sea victoriosa sobre la oscuridad. Después de todo, las religiones son el relato que nos hemos hecho como cultura de lo Sagrado y Divino.
Por eso colocar el nacimiento en las casas para representar como una invitación a “sentir” la pobreza que el hijo de Dios eligió para sí mismo para venir con nosotros. Es el llamado a la humildad, es desprendimiento desde el pesebre hasta la Cruz, es la misericordia que entre todos debemos tenernos como hermanos. El mensaje es muy bello, por eso es una historia que nos hemos contado por tanto tiempo.
Así que no importa, puedes ser Cristiano, Budista, Zoroastrista, Ateo o simplemente un Agnóstico esperanzado como el que escribe estás líneas y celebrar la Navidad con alegría y amor con tus seres queridos. Puedes creer que Jesús nació o que Mithra está con nosotros, también puedes festejar la llegada de Huitzilopochtli, al final, es un día de esperanza y amor.
A mi lo que me gusta mucho es lo que me contaba mi abuela, Dios Nació en un pesebre y era Dios. No necesitaba más, esta es la lección de humildad y sencillez que nos deja con su nacimiento.
Feliz Navidad a todos.
Jorge Flores Martínez
X: @jorgeflores1mx