El automóvil como medio de transporte, es un elemento importante en nuestra sociedad moderna. Desde su invención en 1886 por Carl Benz, ha experimentado transformaciones significativas en diseño y mejoras tecnológicas volviéndolos más seguro, innovador, elegante y eficiente.
En los últimos años, la demanda de vehículos eléctricos e híbridos ha crecido notablemente, este hecho ha marcado el desarrollo de la industria automotriz a nivel global. Según Bloomberg NEF, las ventas mundiales de vehículos eléctricos pasaron de 450.000 unidades en 2015 a 6.6 millones en 2021, con una proyección de 22 millones para este año. Según Statista, en Latinoamérica el mercado de vehículos eléctricos alcanzará los 3,510 millones de dólares para 2028, consolidando a Brasil como líder regional.
China ha surgido como líder indiscutible en la producción y comercialización de autos eléctricos, gracias a políticas gubernamentales favorables como subvenciones (que desde hace 15 años se aplica a la investigación y producción de coches eléctricos de batería) y una sólida infraestructura. Empresas como BYD y NIO están a la vanguardia de esta revolución. Se espera que China lidere los ingresos globales en autos eléctricos en 2025, con $377.9 mil millones de dólares.
En el 2024, los fabricantes de automóviles proyectaban introducir en China 71 modelos de coches eléctricos, muchos de ellos con características similares a los occidentales pero a menor costo, haciéndolos más atractivos y accesibles para el consumidor promedio. La inversión de miles de millones de dólares en subsidios, el desarrollo de tecnologías avanzadas, como baterías de alta densidad, sistemas de gestión de energía eficientes y la producción en masa han sido algunos factores clave para su éxito.
China está expandiendo globalmente su influencia. Los autos eléctricos chinos están ganando terreno en Europa y América Latina, desafiando a los fabricantes tradicionales.
Recientemente, el gobierno de mexicano presentó el proyecto Olinia, con el objetivo de democratizar la movilidad sustentable al ofrecer opciones accesibles y prácticas a los mexicanos y mexicanas y, posicionar a México como un líder en innovación automotriz. Sin embargo, el optimismo inicial se interrumpe con un análisis serio sobre la factibilidad y el éxito de este proyecto.
Los precios estimados de los autos eléctricos de Olinia oscilarán entre 90 mil y 150 mil pesos, dependiendo del modelo. Este rango es significativamente más accesible que los modelos actuales en el mercado mexicano. Por ejemplo, BYD Dolphin Mini cuesta desde 358,800 pesos mientras que el Tesla Model 3, desde 749,000 pesos.
La inversión inicial anunciada de 25 millones de pesos parece modesta en comparación con las inversiones masivas de China y otros países. Esta cantidad probablemente solo alcanzaría para el desarrollo de prototipos y el establecimiento de la infraestructura básica.
Un aspecto positivo es la participación de instituciones como el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y el Tecnológico Nacional de México (TecNM), lo que puede impulsar la innovación y reducir costos.
Uno de los principales obstáculos es la falta de una red de carga eléctrica accesible y eficiente. Según el Barómetro de la Electromovilidad México elaborado por la Electro Movilidad Asociación (EMA), en el tercer trimestre de 2024 había solo 42,915 puntos de carga en todo el país; no obstante, solo 3,273 conexiones se ubicaban en sitios públicos, y el grueso corresponde a conectores residenciales, agencias de autos y sitios corporativos. Para pone esto en perspectiva, en Estados Unidos, de acuerdo a la Administración Federal de Carreteras (FHWA), existían más de 192.000 puertos de carga disponibles al público en agosto del 2024, con aproximadamente 1.000 cargadores públicos nuevos cada semana. Además, el presidente Biden anunció subvenciones por 521 millones de dólares para continuar construyendo infraestructura de carga de vehículos eléctricos y combustible alternativo en 29 estados.
Además, la dependencia de materiales importados para la producción de baterías y otros componentes clave puede aumentar los costos y crear vulnerabilidades en la cadena de suministro.
Los fabricantes chinos y otros actores globales tienen una ventaja significativa en términos de tecnología y economías de escala, lo que dificulta más el camino para el proyecto Olinia.
Las dudas sobre la capacidad de ejecución y éxito del proyecto Olinia se ven alimentadas por experiencias previas de fracasos en grandes proyectos gubernamentales, como Gas Bienestar, la Aerolínea Mexicana, la refinaría de Dos Bocas, los trenes Maya y Transístmico, y la llamada Megafarmacia. Estos proyectos no han logrado los resultados esperados, afectando negativamente las finanzas públicas.
Aunque la estrategia del gobierno mexicano representa un paso positivo de la perspectiva sobre la innovación, la ciencia y la tecnología con respecto a la que se tenía en la administración anterior, el proyecto Olinia enfrenta desafíos significativos. Para tener éxito, se requerirá una planificación cuidadosa, ejecución efectiva, infraestructura sólida y apoyo gubernamental constante. Si se abordan estos retos, el proyecto Olinia podría marcar el inicio de una nueva era de movilidad sostenible en México, así como un viraje hacia proyectos ocurrentes que han desplazado apoyos a temas importantes como salud, seguridad, desarrollo de infraestructura y salud, entre otros.
Ideario en perspectiva
Al cumplir 100 días de gobierno, la narrativa sigue siendo similar: afirmaciones sin sustento y castillos en el aire. Se han eliminado los órganos autónomos y se aprobó una reforma al Poder Judicial, pero la inseguridad persiste y la economía continúa en declive. Además, las decisiones cruciales para el país parecen tomarse fuera de Palacio Nacional. Se percibe una nueva forma de gobernar, caracterizada por la imposición y la obediencia ciega.