martes, febrero 11, 2025

A Trump rogando y con el mazo dando

Salvador García Soto

Trump insiste en utilizar el mazo de los aranceles para hacer rico a su país y corregir el desbalance comercial

Los primeros aranceles que le impuso a México el presidente Donald Trump serán para el acero y el aluminio y las empresas mexicanas que venden esos metales al vecino país tendrán que pagar un 25% de impuesto por sus exportaciones. México exportó en 2024 un total de 327,116 toneladas de acero a Estados Unidos, con un valor de 304.5 millones de dólares, y en cuanto al aluminio les vendimos el año pasado el equivalente a 28.2 millones de dólares.

Aunque no fueron aún los aranceles generalizados con los que había amenazado al país y para los que concedió un plazo de un mes –al que ya solo le quedan 22 días–, la decisión de Trump, de incluir a México y a Canadá en la Orden Ejecutiva que impuso el gravamen que le cobrará al resto del mundo por el acero y el aluminio, es un mensaje claro de que, aun cuando seamos sus principales socios comerciales, no estamos a salvo de la nueva política arancelaria y proteccionista, con la que el inquilino de la Casa Blanca intenta “hacer rico a Estados Unidos otra vez”.

Si a eso se suman las declaraciones que el presidente Trump hizo en la víspera a la cadena Fox News, en las que criticó que ni México ni Canadá “están haciendo lo suficiente” para evitar que les imponga aranceles de 25% sus productos el próximo 4 de marzo, está claro, pues, que la espada de Damocles sigue sobre la economía mexicana que según un análisis de la calificadora Fitch Ratings, sufriría la caída del PIB y recesión: “Si se implementa, el arancel generalizado del 25% tendría un impacto mucho mayor, probablemente causando una recesión en México en 2025 y reduciendo la producción del país en tres puntos porcentuales para 2026”, dijo la calificadora estadounidense.

Ayer, fiel a su estrategia reactiva y de “cabeza fría”, el gobierno de la presidenta Sheinbaum seguía analizando la forma en la que responderán a los aranceles al acero y aluminio mexicanos, sectores en los que si bien México es el segundo mayor exportador de acero a Estados Unidos, el deficit comercial favorece al país vecino, que nos vende mucho más acero del que nosotros le exportamos, lo cual no importó para que el presidente Trump nos impusiera el nuevo gravamen.

Hasta ahora la elogiada prudencia de la presidenta mexicana no ha evitado que su homólogo golpee a México con sus decisiones y si acaso ha ganado un poco de tiempo para apostarle a un diálogo que si bien ya se da con el gobierno estadunidense, tampoco está siendo hasta ahora el más fructífero ni logra convencer del todo al inquilino de la Casa Blanca, que insiste en descalificar las acciones mexicanas para contener el tráfico de fentanilo de los cárteles mexicanos a su país: “No, no es lo suficientemente bueno. Algo tiene que pasar (en 22 días). No es sostenible y voy a cambiar esa situación”, dijo el domingo Trump al periodista Bret Baier de Fox.

Es decir, que ni el envío de 10 mil militares de la Guardia Nacional a la frontera norte mexicana, ni la contención de la migración ilegal que está realizando México han convencido hasta ahora al obsesivo Trump que no quita el dedo del renglón ni de los aranceles a los productos mexicanos, ni de la declaración de “terroristas” de los cárteles mexicanos de la droga, a los que sigue sin enfrentarse directa y contundentemente en México.

Vaya, ni siquiera la voz del hombre más rico de México, Carlos Slim, que ayer salió a dar una conferencia de prensa para decir que los aranceles no funcionan como solución y que sólo generan inflación, parece tener efecto alguno en la obsesión de Trump por recaudar para su país a través de gravar las importaciones extranjeras. “Lo de los aranceles generales, no creo. No va a ganar nada (Trump) si todo lo que se importe a Estados Unidos lleva el 25 por ciento, la inflación va a ser una explosión. Yo creo que lo que tiene que hacer Estados Unidos es volver a agarrar el liderazgo mundial», dijo ayer el ingeniero al opinar sobre la política del vecino del norte.

Quizás lo más rescatable de lo que dijo ayer Slim, más allá de los aranceles que ya empezó a imponer Trump a México y al resto del mundo, es su recomendación de que el gobierno de México debe invertir este año entre el 25 y el 28% del PIB como una forma de fortalecer al país, impulsar su economía y al mercado interno. Estados Unidos, dijo Slim, invierte apenas el 20% y gasta mucho. No es con los aranceles como resolverá sus déficits.

En fin que mientras en México la presidenta le sigue apostando a su “cabeza fría” y a convencer a través del diálogo, en Estados Unidos Trump insiste en utilizar el mazo de los aranceles para hacer rico a su país y corregir el desbalance comercial que tiene la superpotencia con sus socios comerciales a través de impuestos y aranceles porque según su presidente, todos los países han abusado de su país al venderle mercancías que necesitan y demandan sus ciudadanos. Ahora resulta que el imperio abusivo e intrusivo con el resto del mundo es la víctima.

NOTAS INDISCRETAS… Algo traía molesta ayer a la presidenta que perdió la sonrisa y la calma chicha que siempre muestra en sus mañaneras para responder aún a los temas más críticos. De repente la mandataria se descompuso cuando la periodista de Proceso, Dalila Escobar, le hizo dos preguntas directas que no tenían mayor intención que conocer la opinión de la mandataria. La primera tuvo que ver con la estrategia de seguridad de su gobierno, que según presumen ha empezado a dar resultados y sobre la que la periodista sólo le preguntaba si se trataba de una estrategia distinta a la del ex presidente que instituyó la nefasta política de “Abrazos, no balazos” a los narcos. La respuesta de la doctora dejó ver su enojo al despotricar ante la insistencia de la reportera para que dijera si hay diferencia o no entre ambas estrategias: “Nosotros siempre vamos a defender al presidente López Obrador. Que a nadie le quepa la menor duda. ¿Por qué? Porque fue como presidente un gran presidente. Siempre lo vamos a defender, que no se equivoque nadie, somos parte del mismo movimiento. Porque ahí está la oposición ¿no? queriendo que nos distanciemos, no nos vamos a distanciar”, respondió con aspavientos la presidenta. ¿A quién le hablaba o de quién se acordó la presidenta, porque la periodista solo le hizo una pregunta muy clara y sencilla? ¿Será que alguien le anda metiendo ruido a la mandataria en su idílica y devota relación con su antecesor? Pero ese no fue el único entripado que hizo ayer Sheinbaum. Cuando la misma periodista le preguntó sobre la presencia del general Salvador Cienfuegos en el acto que encabezó el domingo pasado por la llamada “Marcha de la Lealtad”, la doctora se volvió a descomponer cuando Escobar le explicaba que al exsecretario de la Defensa lo regresaron de Estados Unidos por la presión de México, pero sin haberle hecho un juicio que lo culpara o exonerara de los señalamientos sobre narcotráfico. La presidenta interrumpió a la reportera y le pidió “ir con calma. Te conmino a que siendo reportera hagas una investigación y nos la vienes a presentar aquí a la mañanera, de por qué se liberó al general Cienfuegos. La Fiscalía de Estados Unidos en aquella época, no tuvo elementos, pedido por la Fiscalía General de la República. Te conmino a que hagas la investigación. ¿Tú crees que si el gobierno de Estados Unidos, hubiera tenido realmente algo en contra del general Cienfuegos lo hubiera liberado?”, terminó preguntando la presidenta. La realidad es que la Fiscalía de Estados Unidos en su momento regresó al General a petición del gobierno mexicano y luego de las presiones de que surgieron en el Ejército Mexicano, donde amagaron al gobierno de López Obrador con dejar de colaborar en su estrategia de seguridad y en la cooperación con Estados Unidos, ante lo cual el gobierno de Trump decidió regresar a Cienfuegos bajo la condición de que el Gobierno Mexicano y su FGR investigaran los señalamientos en su contra, lo que terminó con la exoneración del extitular de la Defensa en México. Pero tal como lo afirmó la periodista Dalila Escobar, nunca hubo un juicio ni en México ni en Estados Unidos sobre las presuntas acusaciones de la DEA. ¿Y entonces volvemos a la pregunta? ¿Quién o qué traía ayer tan de malas a la presidenta?… Escalera Doble mandaron los dados. Subida.

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