miércoles, febrero 26, 2025

Morena, virulencia dentro y fuera

Entre Columnas

Un demagogo es aquel que predica doctrinas que sabe que son falsas a personas que sabe que son idiotas.

H.L. Mencken

La meta declarada por la Secretaría de Organización Nacional de Morena de afiliar a 10 millones de ciudadanos, puede suponerse que tiene el propósito de darle continuidad al proyecto original de incorporar y sumar seguidores con distintas definiciones y acciones. Ciertamente que no prevalecen criterios éticos o de purezas “ideológicas”, tampoco se ponen estrictos con algunas cuestionables historias de vida y trabajo, ni pasados políticos. 

La lógica en la conformación del ahora partidote, en mucho supone las pocas o nulas condiciones para sumar, salvo la única, fundamental e incuestionable línea que estructura su funcionamiento partidario, la de comprometerse fiel y obligatoriamente, es decir obedecer y subordinarse a la visión y contexto que cada día defina el líder para la transformación.

Desde los iniciales años del forjado morenista y ante los primeros descalabros, pudo observarse cómo se fueron haciendo laxos aquellos fuertes principios y compromisos políticos que dieron pertenencia al movimiento. Tomó el timón de las afiliaciones una descarnada e inescrupulosa visión de oportunidad para dar cabida prácticamente a cualquiera que aceptara la obediencia ciega y sumara fieles a la causa, sin importar toda la historia o hechos que se cargaran detrás, pues serian perdonados u olvidados.

Bajo una idea pragmática y de utilidad sin controversias, fuimos testigos de alianzas e incorporaciones que fueron clara muestra de la ruptura de cualquier razón de ética política, ya que el objetivo final no podría ponerse en cuestionamiento, al precio que fuera.. 

La nefasta pero eficaz conformación de Morena como un partido “atrapa todo” dio buenos resultados para triunfar en el 2018 y habiendo comprobado su utilidad, ampliar “sus horizontes” para conservar el poder e imponerse como fuerza política dominante y sin contrapesos, destruir el entramado institucional democrático y comportarse de manera autocrática, cínica, sin escrúpulos.

De ahí que sea tan llamativa la gritería y los reclamos principistas surgidos de la afiliación de Miguel Ángel Yunes Márquez en Veracruz y de Alejandro Murat en Oaxaca, pues tal virulencia no se ha manifestado cuando se adhirieron los de una abultada lista de impresentables que desde el grupo original y a lo largo de su gestión gubernamental se han ido sumando y actualmente forman orgullosamente parte de Morena. Surge la duda del verdadero origen del reclamo contra los que en días recientes han dado la nota de su afiliación, porque su falta de probidad no es un criterio excluyente en las filas del partido.

Parecen más las luchas por los intereses y los agravios existentes entre los grupos al interior por sus espacios y cuotas, una disputa que no incluye cuidado de principios o pulcritud política, porque en esta estructura partidaria ha sido vejada y abandonada su primera pero inexistente narrativa de integridad. Está por verse que tan en serio se toman las quejas expuestas por la gobernadora Nalhe y el gobernador Jara, y sus preocupaciones sobre cuidar al partido. 

Lo que sí nos ha regalado la campaña de afiliación o reafilicion morenista, además de las imágenes de una derrota total del discurso transformador, como ya lo comentamos, ahora también la identificación de un proceso de balcanización y conformación de grupos de intereses y orígenes contrarios, de tribus internas que parecieran estar en pugnas mortales ante vacíos de control y liderazgo, lo que pudiera estar generando una futura implosión. 

DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA

 Primer lugar en analfabetismo, segundo en secuestros, cuarto en desapariciones y lugar 29 en índice de progreso social.  A Cuitláhuac García,  ¿lo seguira llenando de orgullo el Veracruz que dejo?


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