Dr. Rafael Vela Martínez
La industria en Veracruz ha sido históricamente incipiente, salvo la industria textil a inicios del siglo pasado, la agroindustria de los ingenios azucareros y la industria petrolera, la cual más ha servido para extraer riqueza de Veracruz para beneficio de la nación que para desarrollo de la región que, incluso, ha sido el origen de grandes afectaciones al medio ambiente, por cierto, en la mayoría de las veces no resarcido.
Me parece muy acertado la intención de la gobernadora Rocío Nahle, de atraer inversión extranjera directa; sin embargo, dos variables son fundamentales para lograr este propósito: inversión en infraestructura estratégica para generar externalidades positivas en las industrias, que son utilidades extraordinarias que obtienen los inversionistas por generar economías de aglomeración, seguridad, excelentes vías de comunicación, entre muchas variables más. Asimismo, contar con mercados de mano de obra especializado, algo de lo que están ausentes nuestras instituciones e educación superior que, lamentablemente, han tenido al frente burócratas de la educación sin la más mínima de idea de como apoyar a la economía estatal.
Actualmente la industria en Veracruz enfrenta desafíos que deben ser abordados de manera integral. La sostenibilidad ambiental, la modernización tecnológica y la capacitación continua de la mano de obra son aspectos que requieren políticas públicas claras y coherentes. La innovación y la integración de tecnologías limpias pueden convertir los potenciales retos en ventajas competitivas, generando una industria resiliente en un contexto global donde la responsabilidad social y ambiental es cada vez más valorada.
En este sentido, la colaboración entre el sector público y privado se torna vital para diseñar estrategias que no solo exploten los recursos existentes, sino que promuevan un desarrollo que respete el entorno y potencie la competitividad internacional. La industria de Veracruz, por ejemplo, puede ser pionera en la transición hacia energías renovables, aprovechando tanto su potencial natural como la experiencia acumulada en sectores tradicionales. La inversión en investigación y desarrollo (I+D) se configura como una prioridad para asegurar que la industria no se estanque frente a los desafíos de la Cuarta Revolución Industrial; pero por supuesto ello dependerá de quien este al frente de la Rectoría de la Universidad Veracruzana (UV) a partir de septiembre de este año, pues si la Junta de Gobierno elige a un burócrata de la educación o un administrador, la UV será una piedra en el zapato para el proyecto de desarrollo de la gobernadora Rocío Nahle.
Mirando hacia el futuro, es imperativo que Veracruz consolide y amplíe su base industrial a través de la diversificación y la innovación. Las nuevas tendencias en digitalización, automatización y sostenibilidad deben integrarse en el tejido empresarial del estado para aprovechar las oportunidades en un mercado global competitivo. El fortalecimiento de la infraestructura, la mejora en la logística y la promoción de la educación técnica son piezas claves que deben encajar en una estrategia de desarrollo a largo plazo.
Asimismo, la industrialización debe ser vista como un proceso inclusivo, donde el avance tecnológico y la modernización no dejen atrás a las comunidades y sectores vulnerables. El diálogo entre gobierno, empresarios y sociedad civil es esencial para construir un futuro donde el progreso económico esté acompañado de justicia social y cuidado del medio ambiente.
La industria en Veracruz se erige como un pilar fundamental para su desarrollo. Desde su contribución a la generación de empleo hasta su capacidad para transformar social y urbanísticamente la región, el sector industrial es vital para cerrar brechas y consolidar una economía robusta y resiliente. Abordar los retos ambientales y tecnológicos, fortalecer la colaboración público-privada y apostar por la diversificación son estrategias esenciales para que Veracruz logre un liderazgo nacional en el desarrollo industrial.
En esta perspectiva 3 elementos urbanísticos son claves: 1. Una nueva regionalización económica para Veracruz que capitalice la ventaja comparativa de contar con 9 metrópolis (7 Zonas Metropolitanas, la metrópoli de Tuxpan y la Zona Conurbada de Acayucan); 2. Capitalizar el sistema de ciudades que cuenta con 19 ciudades de tamaño intermedio, con población superior a 30 mil habitantes y menos de 100 mil; y, 3. aprovechar las MICROPOLIS veracruzanas; Martínez de la Torre-Misantla.- San Rafael; Álamo-Acayucan; Tierra Blanca-Cosamaloapan- Tres Valles; Santiago Tuxtla-san Andrés Tuxtla y Catemaco.
En su caso capitalizar el proyecto Transístmico, que teniendo graves deficiencias, sin embargo tiene gran potencial para el desarrollo regional urbano-rural; y, algo sumamente relevante, capitalizar los litorales veracruzanos y los tres puertos de altura con que cuenta la entidad: Coatzacoalcos, Veracruz y Tuxpan.