La «elección» de jueces, magistrados y ministros de los poderes judiciales federal y local promete ser la estafa más grotesca en la historia de México. Sin reglas claras, con absoluta opacidad, el proceso no ofrecerá resultados preliminares ni contará con un sistema de conteo rápido. Toda vez que los partidos políticos tienen prohibida por ley su participación en este engaño colectivo, las boletas y las urnas estarán bajo la custodia exclusiva de las autoridades electorales que han demostrado sistemáticamente su sumisión total al proyecto político del Presidente López Obrador y su notoria parcialidad y connivencia con el poder, representado por la oficina electoral a cargo del hijo del ex mandatario: MORENA. Diversos ejercicios de simulación realizados por expertos han demostrado que un votante medianamente informado tardaría un mínimo de 47 minutos en revisar las boletas que serán puestas en sus manos para legitimar un proceso cuyos resultados se han decidido meses antes de los comicios. Ni Shakespeare hubiera planteado mejor el dilema: votar o no votar en este carnaval de mentiras que acabará con la poca justicia que protegía a los mexicanos.