Dr. Rafael Vela Martínez.
La autosuficiencia alimentaria ha sido históricamente un pilar fundamental para la soberanía de las naciones; sin embargo, en la era de la globalización y la interdependencia económica, la dependencia alimentaria se ha convertido en un arma de control geopolítico, tal y como lo ha tratado de hacer Estados Unidos (EU) con México. A través de estrategias como el monopolio de semillas, el control de la producción agrícola y la manipulación de los mercados de alimentos, los países y corporaciones más poderosas han consolidado su dominio sobre naciones en desarrollo, asegurando su subordinación económica y política: esta argumentación es de conocimiento básico para cualquier persona que se dedique a la política; por ello es que resulta sumamente cuestionable la irresponsabilidad con la que ha actuado la clase política veracruzana, principalmente la que ha gobernado en los últimos sexenios.
Para ser más preciso en la reflexión y sentar las bases de la importancia de tener una entidad alimentariamente autosuficiente, es muy importante tener presente que a nivel mundial un reducido grupo de corporaciones transnacionales domina el sector agrícola mundial; en particular tienen el monopolio sobre la producción de alimentos, insumos, transporte y comercio. Desde 2017, empresas como Bayer (Alemania), Corteva Agriscience (EE. UU.) y Syngenta (China) han liderado fusiones y adquisiciones estratégicas para consolidar su poder. En 2020, Cargill se convirtió en la corporación agrícola con mayores ingresos, seguida por Archer Daniels Midland (ADM) y Bayer. Además, debe destacarse también que en maquinaria, equipos agrícolas y fertilizantes, también existe un monopolio a nivel mundial; en este caso, son 5 grandes corporaciones: compañías de maquinaria y fertilizantes, como John Deere, Nutrien, New Holland, Basf y Yara Internacional. En total, cinco países: EE. UU., Alemania, Canadá, Noruega y China, son sede de las principales corporaciones de agronegocios, ejerciendo un control significativo sobre la producción de alimentos a nivel mundial.
Actualmente México enfrenta retos estructurales en su sector agroalimentario, incluyendo subsidios insuficientes y una creciente dependencia de importaciones de granos básicos como maíz, arroz, trigo, frijol y sorgo. Al presente, el 50% del consumo nacional de estos productos proviene del exterior, principalmente de EU, donde los agricultores reciben subsidios anuales de hasta 50 mil millones de dólares, afectando la competitividad del productor mexicano debido a prácticas de dumping, que es la práctica de vender productos y servicios por debajo de su precio de costo, gracias al subsidio que les otorgan los gobiernos de sus países de origen.
En nuestro país, a pesar de contar con 26.1 millones de hectáreas cultivables, solo el 24% está orientada a la producción de alimentos y genera el 65% de la producción nacional, lo que evidencia, por una parte, nuestra dependencia del exterior y, por la otra, la necesidad de inversiones estratégicas para mejorar la productividad y la seguridad alimentaria; en otras palabras, es conveniente fortalecer las acciones que garanticen la autosuficiencia alimentaria, como elfomentar la agricultura sostenible y proteger a los productores locales; pero para ello, es recomendable que esta estrategia inicie desde las entidades federativas, principalmente aquellas con gran potencial agrícola y que, no obstante, enfrentan crisis agrícolas alimentarias, como Veracruz.
En el caso de nuestra entidad, es hasta la actual administración de Gobierno del Estado que le están poniendo atención al sector agrícola, en particular al sector agroalimentario, pues un aspecto debe resaltarse, es que en Veracruz debido al bajo volumen de producción de los cultivos básicos alimentarios, no figuran en la canasta de exportaciones. Es de señalarse que como resultado de nuestra más reciente investigación concluida y que en breve saldrá la publicación bajo el titulo; “Planeación Económica: la cuestión agrícola en Veracruz”, se logró advertir que el arroz es el principal producto alimentario de importación, manteniendo desde el 2015 una tendencia anual creciente; solo con una caída en 2019 respecto a 2018, ya que se pasó de 140 a 138 millones de pesos de importación de arroz entre estos dos años. La compra de importaciones de arroz desde la entidad veracruzana, alcanzó en 2022 un máximo histórico con un valor de importación de 232 millones de pesos, superando el valor alcanzado en 2009, que había sido de 201 millones de pesos.
En el caso del maíz, de acuerdo con DATA México, se observó una tendencia decreciente del 2006 al 2009, pasando de un volumen de importación de 56 millones a cero compras en el exterior; no obstante, desde el 2010 se advierte una tendencia creciente en las importaciones, a tal grado que en 2014 alcanza su máximo con un millón 800 mil pesos de importación, para nuevamente presentar una caída que llegó a cero en 2016. Para el 2023, el valor del maíz que ingresó al estado alcanzó los 2 millones 200 mil pesos, el valor más alto desde 2019. Es muy importante precisar que estas son cifras de compras de maíz en otros países, pues la compra de maíz en otras entidades federativas, para satisfacer la alimentación de los veracruzanos, es de más de 1 millón de toneladas anualmente.
Es por todo lo antes mencionado que se requiere de un acercamiento real y efectivo entre la Universidad Veracruzana y los tomadores de decisiones de Gobierno del Estado; pero no un acercamiento simulado y de cofradías, como sucedió el sexenio anterior con la actual Rectoría, se requiere que la UV se involucre con su planta de investigadores en competencia, en desarrollar innovaciones científicas y potenciar el impulso tecnológico aplicado a la planta productiva.
En la administración pasada un grupo de académicos estuvimos capacitando a directores de los Tecnológicos del estado en este sentido; sin embargo,todo quedó en suspenso por la falta de compromiso de Gobierno del Estado con el sector productivo rural; así como por la falta de convergencia de políticas públicas de diferentes Secretarias; y, por supuesto, la falta de involucramiento de la Rectoría de la UV, lo que ocasionó que sus brillantes investigadores ni siquiera tuvieran conocimiento de estas acciones y mucho menos recibieran financiamiento para desarrollar investigaciones aplicadas en desarrollo tecnológico e innovación. Esperemos que todo cambie en esta coyuntura con la nueva administración de Gobierno del Estado y el próximo relevo de quienes están al frente de la Rectoría de la UV: Veracruz ya no aguanta la simulación y la falta de compromiso de la UV, en términos de convertirse en motor del desarrollo: más del 75% de los municipios de la entidad no reciben el beneficio de su universidad pública: justo allá donde están los más pobres y olvidados de los gobiernos que hasta el 2024 ha tenido Veracruz.