No sólo pasión por la política. No sólo cultura universal y sólida formación académica. No sólo auténtica vocación democrática e innegable paternidad en la primera apertura política de la era moderna de México. Jesús Reyes Heroles, hombre honorable, firme, determinado a renunciarle a un presidente por coherencia con sus convicciones. Auténtico patriota. Con defectos, seguramente muchos. Pero altísimo rasero con el qué comparar a los encarroñados y primitivos neo oligarcas apoderados de México y empeñados en destruirlo, con su odio incomprensible, su ambición sin límite, sus ocurrencias, sus falacias, sus insanias…
