Helí Herrera
Estamos a 52 días de que los veracruzanos salgan a las urnas a elegir 212 presidentes municipales en el estado de Veracruz. Vivimos, sin embargo, un proceso electoral preñado de amenazas a sus actores, varios de los cuales decidieron renunciar a sus candidaturas, antes que poner en riesgo su vida, o la de sus familiares.
De ese tamaño están las cosas, cuando todos sabemos lo atractivas que son esas posiciones edilicias, por todo lo que conllevan, que no son necesariamente los salarios el atractivo principal, sino los excelsos negocios, que a través de la obra pública ejecutan los alcaldes, con el famoso diezmo que tienen que dar las constructoras, en el peor de los casos, porque muchos son obligados a dar mucho más porcentaje.
No llevan ni una semana registrados ante el Organismo Público Local Electoral (OPLE) y ya renunciaron a su postulación Anell Acevedo Castellanos, candidata de La Antigua; Crispín Hernández Sánchez, de Mixtla de Altamirano; Elvia Merlín Castro, de Cosoleacaque (quien ya perdió a una hermana y una sobrina en agosto de 2015, asesinadas por cuestiones relacionadas con el mismo tema), e Iván López, de Cosautlán, y según denuncia el dirigente estatal de Movimiento Ciudadano, Luis Carbonell de la Hoz, desde enero desapareció un virtual candidato de ese instituto político de nombre Carlos Salinas Guerrero.
El mismo coordinador naranja de Veracruz, en una conferencia de prensa, precisó que cinco de sus candidatos (as) están amenazados, y decidieron bajarse de la contienda, teniendo que ser sustituidos frente al clima de zozobra que se está viviendo, aun sin antes arrancar oficialmente las campañas electorales.
Existen señalamientos similares de los dirigentes estatales de los partidos Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI), a los que tuvo que salir al paso la gobernadora Rocío Nahle, quien precisó: “Integrantes de otros partidos se quejan pero no denuncian formalmente”, pero “solo cinco candidatos, todos de MC, han solicitado protección”.
Lo cierto es que el 29 de abril arrancan formalmente las campañas electorales y es a partir de ese día que las pasiones se desbordarán, precisamente por los intereses económicos, políticos y de seguridad que los ayuntamientos representan para la gente de bien, pero también para los que se dedican a negocios ilícitos, donde se juegan cientos de millones de pesos desde Las Choapas hasta Pueblo Viejo.
Estos últimos harán hasta lo imposible por ganar también esas elecciones, con candidatos propios, amenazados o hechos a un lado.
Esperemos, sin embargo, que este proceso electoral sea pacífico y tumultuoso, para que asistan a sufragar los más de seis millones de veracruzanos (as) que están inscritos en el padrón electoral, y así legitimen a las autoridades que salgan electas.