Carlos Miguel Acosta Bravo*
La complejidad de los intercambios comerciales, y la imposición de aranceles a más de 50 países con los cuales Estados Unidos sostiene intercambios comerciales han detonado una enorme incertidumbre, en donde no se sabe aún quien será el ganador.
La importancia que tiene Estados Unidos en materia comercial es sorprendente, con solo el 4% de la población controla alrededor del 25% del intercambio comercial mundial.
Por ello, la guerra comercial que tiene actualmente con China resulta especialmente compleja y no se conoce cuáles serán sus resultados, dado el dinamismo de los intercambios comerciales y el anuncio de que empresas tan importantes como Apple anunciaran salirse de Estados Unidos para irse a establecer a la India, reflejan que las cosas no le están saliendo como Donald Trump pensaba.
De todos los aranceles solo están vigentes los que aplican a China que originalmente eran del 35% y después de los jaloneos comerciales entre estas dos potencias económicas escaló hasta un 105%, lo que ha resultado muy tenso y no se conoce aún cual puede ser el desenlace.
Por otro lado, los resultados inmediatos que plantea Trump no son tan rápidos ni tan mecánicos. Las inversiones que se necesitan son millonarias, según cálculos de especialistas se estiman que se invertirían alrededor de 50 o 60 mil millones de dólares y se necesitan por lo menos de cinco o seis años para poder contar con nuevas plantas establecidas en Estados Unidos que es el deseo del presidente naranja. Dicho en otras palabras estos deseos pueden tomar años para que sucedan.
De esta forma, y toda vez que los propios mecanismos democráticos con los que cuenta Estados Unidos le hacen ser más lento en su reacción económica frente a las estrategias a largo plazo que desde hace décadas viene desarrollando China.
El impacto de la caída en las principales bolsas de valores de distintos países reflejan la incertidumbre que han provocado la imposición de aranceles de Estados Unidos a diferentes economías con las cuales tiene intercambios comerciales.
Sin embargo, esta abrupta caída ha significado que los dueños de los grandes capitales hayan decidido presionar para que Trump, no vaya más adelante y el solo rumor de que habría un impasse de 90 días, fue suficiente para detener el llamado viernes negro, la agudización de pérdidas y desplomes en las acciones comerciales de las principales marcas de empresas como Tesla.
Ahora lo que falta es conocer que es lo que sucederá, por supuesto que hay muchas interrogantes: continuará el presidente estadounidense con su intención de retomar con la imposición de aranceles?, o se impondrán los dueños de grandes capitales de los que forman parte algunos de los principales colaboradores de Donald Trump como Elon Musk.
En cuanto a México, en consideración al rápido declive en la popularidad del presidente Trump debiera demorar lo mayor posible la renegociación del TMEC, pues en tanto más tarde suceda se habrá perdido la euforia y podremos contar con un presidente devaluado y sin el respaldo de los dueños de los grandes capitales, pero también sin el apoyo de la sociedad de su país.
Por último, amigo lector no hay que perder de vista, que todo lo que esta pasando aún y cuando lo veamos muy lejano para nosotros, nos afectará en el empleo, si continúa el paro de empresas como Stellantis, se perderían muchos empleos, y posiblemente el costo de autos y muchas otras mercancías que estamos acostumbrados a utilizar incrementen de manera considerable su precio, está también el incremento de la inflación, y por supuesto la expectativa de crecimiento de la economía de México fijada por la SHCP de 2.6 a 1.5%. Esperemos que en breve las aguas se tranquilicen y terminen los días de incertidumbre para la economía mundial que las premisas equivocadas de Trump han ocasionado.