Desde antes de asumir por segunda ocasión la presidencia de los Estados Unidos, el magnate Donald Trump tenía la idea bastante clara de imponer altas tasas arancelarias. No sólo a nuestro país sino también a las grandes naciones del mundo.
En una acción que a decir verdad no ha habido especialista que haya podido respaldar.
Una guerra comercial que pareciera no tener sentido, donde todos se apuntan y disparan con el mismo peso de aranceles.
La situación no es poca cosa, Trump impuso 54% contra China (primero 20% y luego 34%) y a una larga lista de países que hasta los pingüinos se vieron afectados. Las bolsas del mundo presentaron fuertes pérdidas y las calles de Washington y otros estados se llenaron de manifestantes acusando a Trump de imponer su dictadura americana.
Impactantes imágenes de avenidas repletas donde pudimos ver la consigna principal:
“Salvar la democracia requiere acción directa”.
En tanto la Unión Americana se enfrenta a su propia realidad, en México hacemos lo propio.
Ante la inminente jornada electoral del 1 de junio, la elección sin precedentes de juzgadores que al igual que la guerra comercial, no tiene sentido.
Pero sin duda es una guerra que México ya perdió.