En 1988 vino a México Maurice Duverger, el afamado politólogo francés a quien interesaba observar directamente las causas de la larga permanencia del PRI en el poder público mexicano. En ese entonces dijo que nuestro país caminaba hacia una <democracia pluralista>, aunque lo hacía más a paso de tortuga que de liebre”. Duverger publicó en 1951 “Los Partidos Políticos”, en donde analiza los sistemas de partido, que clasifica como bipartidistas, multipartidista y sistema de partido único. Para Duverger los partidos constituyen una realidad sociológica en la vida del estado contemporáneo, es decir, su existencia es indispensable en cualquier sistema democrático. Sin partido político no hay democracia, aunque su existencia no necesariamente garantiza pervivencia democrática. Visionario, Duverger dijo a la periodista Marta Anaya, de Excelsior: “por un buen rato seguiría dominando el PRI”; pero que el sistema ya sufría esclerosis, aunque conservaba solidez y hegemonía; pronosticó que en julio (1988) el PRI obtendría menor votación a la de 1982, ganaría, pero advertía sobre la necesidad de evolucionar a estadios más democráticos. Esa fue la visión clara y precisa de un científico social, porque de la elección del 88 se derivaron cambios sustanciales en las instituciones vinculadas al sistema electoral, el gobierno se vio obligado a buscar alianzas con la oposición, y así se afianzó en la década finisecular la evolución democrática de este país. Sobrevino la alternancia en la presidencia, el PAN gobernó 12 años, el PRI se reencontró en 2012, solo para acondicionar las circunstancias que dieron acceso a López Obrador a la presidencia de la república en 2018.
Ahora, en 2025 se reabre el debate: el expresidente Ernesto Zedillo, el ultimo presidente priista del siglo XX (1994-2000), el que perfeccionó la legislación electoral para acreditar confianza, seguridad, igualdad en los comicios, quien impulsó a López Obrador a la candidatura al gobierno de la CDMX en 2000, se muestra beligerante y reclama la destrucción del andamiaje democrático del país, alertando sobre la posible vía hacia el autoritarismo. Al calificar de falsa la elección judicial, Zedillo lamenta la perdida de autonomía de ese poder. Tuvo respuesta inmediata de la presidenta Sheinbaum: «no hay que dejar de ir a votar el 1 de junio, porque vamos a dar un ejemplo al mundo, ya somos un ejemplo del mundo (…) estamos dando ejemplo al mundo en democracia (….) porque luego dicen nuestros adversarios que somos bien autoritarios. ¿Cómo vamos a ser autoritarios? si estamos llamando a la gente a participar, autoritario, quiere decir que la presidenta decidiera todo, no aquí es todo lo contrario. «Aquí el pueblo decide el pueblo manda en nuestro país y también va a mandar ahora, para decir quiénes quieren que sean sus ministros, sus magistrados, sus jueces, eso se llama democracia». De acuerdo con la presidenta, “el pueblo decide”, lamentablemente en no pocas ocasiones para que ese pueblo decida tiene que ser acarreado hacia las urnas y previamente aleccionado sobre por quién debe votar. Eso es una “democracia dirigida”, así era cuando el PRI gobernaba, una lección bien aprendida por MORENA.