Agencias/Sociedad 3.0
En un movimiento estratégico, el gobierno del presidente Donald Trump modificará su política de aranceles para vehículos y autopartes, con el objetivo de reducir el impacto económico en la industria automotriz estadounidense. Los cambios, que podrían implementarse este martes 29 de abril, buscan equilibrar la protección a la manufactura local sin perjudicar a las empresas que dependen de insumos importados.
Claves de la nueva medida
- Alivio en aranceles para autopartes extranjeras: Las compañías que ensamblan en EE.UU. podrían recibir reembolsos parciales de los gravámenes, siempre que incrementen su producción nacional. Este beneficio se reducirá progresivamente para incentivar una mayor internalización de la cadena de suministro.
- Exención de tarifas dobles: Los automóviles importados ya no enfrentarán, además de los aranceles automotrices, los impuestos adicionales al acero y aluminio, evitando así una carga fiscal acumulativa.
- Fomento a la inversión local: La medida pretende acelerar los planes de expansión de fabricantes en territorio estadounidense, una prioridad clave de la administración Trump.
Industria celebra la decisión
Líderes del sector automotriz, como Jim Farley (Ford) y Mary Barra (General Motors), respaldaron la iniciativa, destacando que favorecerá la competitividad y el empleo manufacturero. Grupos industriales habían advertido que los aranceles originales, previstos desde el 3 de mayo, encarecerían costos y afectarían la integración regional de proveedores.
Contexto político y económico
El anuncio coincide con la visita de Trump a Michigan, estado clave para la industria, donde conmemorará sus primeros 100 días de gestión. Esta revisión refleja la flexibilidad del mandatario ante las presiones del sector, sin abandonar su discurso proteccionista.
Con estos ajustes, la Casa Blanca espera consolidar su promesa de revitalizar la manufactura nacional, mientras negocia acuerdos comerciales con socios como Canadá y México. La proclamación formal se emitiría horas antes del discurso presidencial en el condado de Macomb, símbolo de la clase obrera que apoya sus políticas.