En Veracruz para los candidatos a ediles la suerte está echada, la moneda está en el aire y el domingo próximo estaremos en condiciones de conocer los nombres y partidos favorecidos mayoritariamente por la voluntad ciudadana. El circuito propagandístico también se cerró para los aspirantes a integrar el Poder Judicial en la modalidad de ser “electos por el pueblo”. La incógnita tiende su ancho manto en espera de saber cuál de los partidos en competencia se llevará la mayor tajada del pastel político-electoral representado por los 212 municipios veracruzanos, y por el lado de la elección judicial campea la interrogante respecto de cuántos ciudadanos irán a votar, por sí o por el método del acarreo. Se hacen apuestas sobre el porcentaje de votantes en una y otra faceta electoral porque para la elección de ayuntamientos en Veracruz se instalarán 10 mil 993 casillas y para la elección judicial 5 mil 458, es decir, si usted vota en una casilla donde no podrá votar por lo judicial ¿tendrá ánimo para buscar donde hacerlo? Empíricamente estamos en conocimiento del elevado interés que despierta en el ciudadano promedio una elección municipal, que tiende a ser copiosa y en ocasiones hasta conflictiva, pero carecemos de antecedentes que nos permitan formular un pronóstico aproximado al resultado de la elección judicial. La ministra Lenia Batres calculó en 10 por ciento del padrón electoral la participación ciudadana, porcentaje muy bajo y menguaría el crédito de este inusual procedimiento; para maquillar esa posibilidad, la consejera presidente del INE, Guadalupe Taddei, calcula una participación del 13% al 20%, un abanico con diferencia de siete puntos que refleja lo incierto del resultado, aunque todo queda en el rango de lo posible y dependiendo del acarreo y del recuento, que será oculto al ojo ciudadano, y del uso discrecional de las actas no utilizada pero que estarán al alcance de los escrutadores.
En ese contexto, en Veracruz estaremos asistiendo a un proceso electoral de dos facetas: el municipal, organizado por el órgano electoral creado para garantizar certeza en el resultado, apegado a reglas previamente establecidas para dar seguridad y confianza, en el recuento de votos en presencia de representantes de partidos y de candidatos, del ojo clínico de observadores electorales, con resultados expuestos en mantas suscritas por el presidente de la casilla, colocadas en el frontispicio de cada casilla, y cada candidato tendrá copia del acta correspondientes. Por el contrario, para la elección judicial el recuento de votos se dará a conocer 10 días después de los comicios y el ciudadano promedio desconoce quienes se encargarán del escrutinio de votos. Ante la confusión y menguado interés hacia esta elección, y por la necesidad de otorgarle un mínimo de aprobación, si la concurrencia a votar resulta muy baja ¿escaparán a la tentación de utilizar las boletas a su alcance? Estas últimas consideraciones nos remontan a aquellos procesos electorales organizados, controlados y calificados por los gobiernos de un antaño de nuestra evolución política que ya habíamos superado. Eso se conoce como retroceso o involución política.