Sin tacto
El 17 de diciembre de 1979 se fundó en Chiapas la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), como un frente contrario al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y a su hegemonía apoyada en cacicazgos y la complicidad con los gobiernos federales en turno.
Los profesores chiapanecos se oponían en ese entonces al liderazgo sempiterno de Carlos Jonguitud Barrios. Con el apoyo de un grupo fuerte al interior de la Sección 7 del SNTE en Chiapas, los docentes de la CNTE consiguieron pervivir e incluso se fortalecieron con la inclusión de docentes de las secciones 9 de la Ciudad de México, 22 de Oaxaca y 18 de Michoacán.
La CNTE participó años después en la caída de Jonguitud, propiciada por el Gobierno de Carlos Salinas de Gortari, que sin embargo impuso de inmediato otro cacicazgo, el de Elba Esther Gordillo Morales, con quien se enemistaron los centistas.
Durante los sexenios priistas de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Enrique Peña Nieto, y también en los sexenios panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, la Coordinadora fue una piedra en el zapato para todos los programas y planes educativos, pues se opusieron fuertemente a las diversas propuestas que se ofrecieron en cada sexenio para mejorar la educación del país.
De tantas manifestaciones y mítines y plantones y tomas de edificios, salió de la CNTE un grupo numeroso de sindicalistas avezados en la lucha popular, expertos en encabezar huelgas, en hacer destrozos, en hacer peticiones y negociaciones con el Gobierno federal y con los estatales, y en sacar la mejor raja de cada uno de sus movimientos.
Se opusieron al Programa de la Modernización Educativa de Salinas, al Programa de Desarrollo Educativo de Zedillo, a la Alianza por la Calidad de la Educación de Felipe Calderón y a la Reforma Educativa de Peña Nieto.
Apoyaron notoriamente al movimiento de Andrés Manuel López Obrador y participaron en la campaña para la Presidencia de la República que conquistó Morena en 2018. Por tal razón, todos esperaban que el Gobierno de la Cuarta Transformación se convertiría en el gran aliado de la CNTE.
Pero no fue así, porque AMLO se empezó a alejar de la Coordinadora y dejó de cumplir muchas de sus exigencias históricas, que se habían renovado con la llegada de un Gobierno presumiblemente de izquierda.
Con Andrés Manuel, la CNTE retomó su papel de grupo de choque, destinado principalmente a conseguir prebendas para sus líderes y algunas mejoras laborales para los docentes.
Y con Claudia Sheinbaum la cosa ha seguido igual. Hoy la CNTE tiene tomada y desquiciada la Ciudad de México, en donde sus huestes se pasean libremente, por calles, avenidas y el mismo Zócalo.
La Presidenta se amistó con ellos en la campaña, después se enojó con ellos, rompió y ahora ha vuelto a las negociaciones.
La misma CNTE de siempre sigue hoy en su lucha que beneficia tanto a sus líderes… es decir: la misma gata, pero revolcada.